Por Yavhé
Extraño sentir al viento corriendo sobre mi rostro, atravesando mi piel y dejando en mí esa sensación de frío y la necesidad de envolverme en sus brazos, donde hallaba refugio, consuelo y día a día una ilusión.
Recuerdo el otoño pasado, cuando una simple sonrisa era capaz de abrigarme, de proteger mi fragilidad ante cualquier situación... me sentía tan segura.
Camino bajo la niebla hasta encontrar aquellas cartas, donde lo único que encuentro son palabras y palabras, dirigidas a no sé quién, quedó en el viento su nombre, ya no se percibe en este papel.
El tiempo sigue pasando, los árboles cada vez se desnudan más rápidamente, se ha perdido
la pasión de hacerlo lento y paciente, sus ramas se menean con un movimiento muy
particular sólo un viene y va, muy sin sentido, fríamente.
Y así como es esa época del año se van quedando sin abrigo los árboles y mi
ser... se viene a mi memoria algo que suele suceder...
lo que se ha de ir, no regresará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario