jueves, 5 de noviembre de 2009

Versión imprimible, Calmecac número 15, mes de Noviembre

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Instrucciones de Impresión y armado
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Revista imprimible Calmecac número 15, mes de Noviembre
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Editorial

Nuestro cuerpo material es inútil en la travesía del Tonalli (Alma) por las nueve dimensiones y el Noviembre otoñal desangra en nuestras manos un capítulo más de nuestra historia desconocida e inconclusa. Un frío descaro ante el símbolo sagrado de la muerte nos confunde en una burda precesión de entierro a costumbres prehispánicas. La delicada fragancia de Cempoaxochitl con su magnificencia colorida en amarillos sacros a la tierra, se difumina ante figurillas desequilibradas, maquiladas imágenes de horror, brutalmente interpuestas con un pútrido olor global.

La vergüenza de los héroes reemplazados se arrincona en simples intereses mediocres y una lastimera idea de Tierra y Libertad nula, estanca al cambio social en políticas muertas para un pueblo moribundo. Nuestros difuntos antepasados se ven atormentados por mitologías ajenas y celebraciones catastróficas de seres monstruosos y sin alma. Su camino santificado ante la luz eterna de las velas guía se apaga lentamente, la vereda al altar de los recuerdos que nos atan a una identidad definida y digna, se desfigura.

Así pues, demos vida a la muerte misma, disfrutemos el burlarnos de ella, acariciarla en nuestras enseñanzas… aunque la amamos con temor y respeto, sabemos que es lo único seguro que tenemos en nuestro paso por las delicias terrenales. Demos pie a la reflexiva reconfiguración analítica de nuestra historia lastimada y escupamos en los extranjerismos maleducados… recordemos el origen de nuestra trascendencia dentro del círculo ancestral que nuestro sabio maestro nos predijo en el Calmecac y rindamos tributo a la milenaria experiencia de nuestra madre Tierra en el lujo de nuestra liberación, la Muerte

Teotia Miquiztli

Por: Yanine Quiroz

"Hablando entre nosotros, los que nos hacemos llamar la Tierra,
yo hablo de formas, tiempos y espacios,
¿Cómo pudimos coincidir?

¿Cómo se habla de un amigo?
¿Cómo se habla del amor?
¿Cómo se habla de mí? ¿De un yo?

He perdido las ideas, calma...

Las pantallas nos pintan el no-futuro,
cada vez es más frecuente oír las preocupaciones de los pocos que han caído en razón,
algo que yo había entendido sin reincidencias.

Es nuestro mundo, tratando de inmiscuirse como el aire en nuestros oídos, en nuestros ojos,
es la naturaleza convaleciente.

No quiero describir el problema,
quiero ser objetiva y positiva,
quiero manifestar mi mente y lo que vuela dentro,
quiero sentir la esperanza,
quiero agradecer la vida, mi vida,
no sé cómo fue ni cómo será,
sólo quiero dar gracias a la madre, en todos sus niveles y expresiones.

No sé nada sobre el todo que yo percibo,
nací con eso, ya nada puedo hacer,
solo preguntas: ¿qué es?, ¿por qué?, ¿cómo?

Todo lo material, la corriente divina, la fuente artificial que la hermandad perdió entre sus manos,
va a retornar de donde vino,
los malos actos regresarán a sus principios

Debemos ceder nuestros pasos, pasos falsos y viceversos, que sólo los hombres pisan,
mis hermanos humanos desprendieron sus cabezas y ya no vieron más equidad.

Abusamos de los otros por ser diferentes,
cómo subestimamos las diferencias
y las confundimos con discapacidades

¡Hay que festejar lo polar,
apreciemos juntos esta maravilla,
lo que vuela de lo que camina,
lo que salta, desliza, choca y flota,
unidos amigos!

Porque todos somos iguales,
igual somos sólo derivación de un reino, de una especie,
diferentes géneros y expresión de lo mismo.

Apaguen las luces, déjaselo al Sol y a la Luna,
olviden, eso es todo,
no malacostumbren las viejas costumbres,
regresen todo a la madre Tierra

No existe la basura, ¿sabían?, no existe,
no existe la muerte,
todo eso es una limitación de las almas,
no existe un fin,
se le llama cambio, transición, transportación, variación multifuncional.

Somos pues, hombres, como los hermanos mayores que, pasado el tiempo, aún cuidaremos y amaremos la naturalidad del ser".

A metro y medio del asfalto

Queja desde el màs allá


Por: Héctor Hernández Alfaro


Personajes perdidos en el tiempo alzan la voz con la esperanza vaga de ser escuchados. Creen tener eco sus pensamientos, uno a uno acepta la realidad y van callando, se retiran incrédulos de la situación. Una pequeña luz llega a uno de ellos en el justo momento que se entrega a la resignación, alguien ha citado una frase escrita por él hace muchísimo tiempo. La alegría aflora en su persona, como si volviera a nacer, siente que su voz volverá a escucharse. El ambiente cambia drásticamente, la tristeza regresa tan rápido dejando duda de su ausencia, aquella alegría ni el recuerdo deja. Impotente, aclara cuál sería un buen uso para su frase, tras cada ejemplo, cae en cuenta del poco sentido que tiene, continúan, pues no hay quien escuche. Sin la capacidad de intervención, sólo puede sentir como limón en una herida abierta, cada una de sus palabras perdiendo elocuencia, por la cual trabaja tanto. Ahora sin sentido, ya no siente que aquellas palabras fueron suyas, ha sufrido de plagio, sus ideas han cambiado de dueño, justo, injusto, ¿qué más da?, está hecho. Sin capacidad para defenderse, objetar o hacer cualquier cosa, sólo le queda la resignación y el insuficiente consuelo, al menos el plagiario sabe quien soy, lo leyó en una caja de cerillos.

“La vida eterna está en la profundidad de tus palabras”

Una gran fiesta



Por: Luis Alberto Barragán Velázquez


Hola, sea usted bienvenido a una gran fiesta, una fiesta donde yo soy el invitado de honor. Tendrá que pagar una pequeña cuota para entrar, pero no se preocupe, el espectáculo valdrá la pena.

Permítanme presentarme, mis dueños me llaman: ‘Juanillo’, soy mexicano; cuando nací me separaron de mi madre, me llevaron a otro lugar donde había muchos otros como yo, me adoptaron unos señores, nos alimentaban bien, crecí fuerte, me ejercitaba mucho.

Toda la semana pasada mis padres adoptivos han estado hablando de mi “gran día”, la fiesta que está usted a punto de presenciar. Hoy por la mañana todo comenzó.

Me han traído a la fiesta, siento muchos nervios, el cuarto en el que estoy es completamente obscuro, escucho los gritos, los aplausos y el festejo. La verdad no sé a qué se debe tal algarabía pero todos se oyen felices. Yo quiero salir y ser feliz también y festejar con ellos.

Me han abierto una puerta y salgo corriendo, emocionado por ver lo que pasa allá afuera, entonces una persona vestida de amarillo, con una sabana roja de un costado y amarilla del otro me esta hablando, mi instinto hace que corra hacia la parte roja, voy corriendo y esa persona me encaja una daga en mi cuello, me duele mucho, no sé qué hacer, grito muy fuerte pero la gente festeja, eso los hace felices, verme sufrir; mis ojos se llenan de brillo y he empezado a sangrar pero a ellos no les importa, estoy lleno de coraje, me han avergonzado enfrente de todos y corro hacia esa persona para darle su merecido, esa persona me esquiva, vuelvo a ir hacia él y me vuelve a encajar aquél filo en la nuca, ahora estoy más enojado, me sigue doliendo, no sé que hacer, no hay ningún doctor cerca, estoy lleno de coraje y lo único que quiero hacer es desquitarme con esa persona, yo no le hice nada, ni siquiera la conocía, es la primera vez que la veo en mi vida, yo quiero que tan siquiera me diga qué le hice.

Enojado corro hacia él y me corta una oreja, no puedo escuchar, el dolor es tan fuerte que no lo puedo aguantar, quiero dejar de sufrir, toda la gente se burla de mí, estoy avergonzado porque no tienen ni siquiera lastima de mi sufrimiento, yo quisiera verlos en mi lugar, no soy un juguete, soy un ser vivo y tengo sentimientos, yo también siento el dolor; empiezo a agonizar, me encuentro moribundo, siento que me voy a desmayar, todos están felices de que yo muera, ¿es algo malo que yo haya nacido?, ¿acaso el mundo se siente feliz de ver sufrir a alguien?, siento que ya no importa nada, corro para vengarme de esa persona que me hizo esto, ¿qué quiere de mí?, no aguanto más y me sigue encajando su daga y cortando partes de mi cuerpo, me duele mucho.

Me he caído, no puedo moverme, pero ya no siento el dolor, sólo veo a todos ahí divirtiéndose, felices de que yo me haya desvanecido; al hombre que me derribo todos los ahí presentes le avientan flores, todos lo felicitan, le dicen que es un héroe; ¿acaso yo fui alguien muy malo para que me odien tanto?, no recuerdo haber hecho algo malo para que me odien así.

Ahora sé por qué no tengo dolor, estoy muerto… he muerto y todos están felices por eso, ahora mis padres adoptivos contentos reciben dinero, mi cuerpo se lo llevan y lo tiran a la basura, me odiaban tanto que ni siquiera una tumba decente me pudieron dar.

Ahora que estoy acá arriba, he platicado con algunos otros que también tuvieron la misma suerte, y todos han pasado por lo mismo, espero te hayas regocijado con la fiesta, porque yo no la disfruté, yo sólo agradecí morir porque así ya no sufriré más.

Un toro llamado Juanillo

“Cuando el hombre se apiade de todas las criaturas vivientes, sólo entonces será noble…”

Siddhārtha Gautama (Buda)

Sin diferencias

Por: Raymundo Zavala Hernández


“Pero ¿Cuál masculinidad si el hombre paga permanentemente para que una mujer u otro hombre se la reafirmen?”

Anónimo

Actualmente, la homosexualidad ha causado gran controversia debido a que somos parte de una sociedad de ignorancia inyectada, pues día a día podemos ver el dolor de homosexuales heridos ante la discriminación, la burla y el rechazo por estar atados a una religión machista donde prácticamente quedan excluidos.

Elevar el cosmos nos permite ampliar esperanza en el desarrollo y educación de los sentidos para comprender la orientación sexual y compartir las partículas del progreso.

Sin embargo, el tema de la homosexualidad no es algo nuevo, ya que anteriormente los griegos desarrollaron una actividad hedonística hacia el cuerpo humano y la sexualidad. Aunque nosotros podemos pensar hoy que el hedonismo es lujurioso, los filósofos griegos escribieron al respecto en términos mucho más entusiastas. De modo que la homosexualidad era simplemente una manera de disfrutar la belleza y maravilla del cuerpo humano. A esto se le atribuye los estudios realizados por algunos psicólogos contemporáneos que llegaron a la conclusión de que la mayoría de las personas llegan a sentir deseo por personas de su mismo sexo en alguna etapa de su vida.

Por otra parte, es importante hacer referencia a las diferentes formas en que llega a manifestarse la homosexualidad y así conocer las condiciones de vida en la que vive cada uno. Por ejemplo, aquellos que no salen del closet, por miedo a perder a su familia; los reprimidos y por último los liberales, que son quienes aceptan su homosexualidad como tal, etc.

Mientras tanto, la esencia de la naturaleza no se reduce a un porcentaje elevado de hormonas del sexo opuesto, ni al uso de cierto tipo de ropa y accesorios, ni a la vanidad excesiva, ni a la superficialidad, ni a la promiscuidad, ya que los homosexuales son el avance evolutivo que libera al género humano de la esclavitud del instinto reproductivo ordinario, pues son capaces de amar mas allá de la sola procreación a otro ser humano sin importar su fisiología. Además, no están condenados a amar al otro sexo porque es costumbre o tradición. Por lo tanto, podemos decir que los homosexuales tienen una visión más amplia y profunda de lo que es tener humanidad, es ser hombre y/o mujer de una forma alternativa a la impuesta por los roles convencionales, pues son la creatividad del cosmos que se manifiesta con color frente a la dicotomía del blanco-negro.

Por tal motivo seguiremos luchando por un cambio puro, para ampliar las partículas de la libertad, pues los homosexuales son la sed por el verdadero amor, la verdad, la vida y la esperanza.

Mi nombre es Rembrandt

Por: Jesús Brilanti T.

A veces, las verdaderas bestias

somos nosotros los hombres.

Jesús Brilanti T.



Mi nombre es Rembrandt, mi madre me puso tal apelativo, soy hijo adoptivo, lo sé, sin embargo amo a mis padres y se los he denotado de un modo u otro, a mi manera.

Tuve una infancia feliz, jamás lo he olvidado y nunca dejaré de recordarlo. Tuve otros dos hermanos, vi partir a muy temprana edad a mi hermano mayor cuando lo adoptó una señora solterona, me quedé solo con mi hermana, pero al poco tiempo la vi morir; con su deceso me di cuenta de que el mundo no era tan agradable como yo lo imaginaba, supe que existía el dolor.

De cualquier manera la vida siguió adelante y continué siendo un infante feliz y dichoso; mi padre adoptivo a veces me bañaba y yo podía sentir su cariño a través de sus dedos o sus palabras. Yo creía por instantes que me ahogaría, pero él siempre me confortaba y me pedía tranquilamente calma. En ocasiones cuando él llegaba del trabajo jugaba conmigo, otras tantas me pasaba a su cuarto, éste me encantaba y yo me sentía privilegiado, en ocasiones se molestaba un poco porque tomaba cosas que no me pertenecían, o por que saltaba sobre su cama, me reprendía con cariño y después me encaminaba hacía el patio, dándome una ligera palmada, para que yo siguiera jugando.

Recuerdo una infancia feliz, recuerdo días de dicha y goce en mi pequeña e inocente alma, sin embargo un mal día mi vida cambió radicalmente, mi inocencia se difuminó entre una espesa bruma. Todo comenzó cuando papá se enteró que tendría un hijo biológico. Desde aquella ocasión mi padre cambió conmigo, a parte tenía muchos problemas en su trabajo, añadiéndole ahora tenía que trabajar más. Papá cambió, era otro, ahora pasaba junto a mí y ya no me veía, parecía yo un ente invisible ante su visión, a pesar de que yo saltaba, gritaba y corría para llamar su atención. Papá estaba siempre de mal humor, imaginaba que sería por mi causa, yo no entendía nada, en ocasiones me agredía verbalmente para que me quitara de su paso, yo buscaba el rincón más alejado y más obscuro, donde sus gritos no me pudiesen alcanzar, me refugiaba lo más lejos posible de su ira. En las noches dormía, soñaba que papá jugaba conmigo, como en el pasado, donde me consentía y colmaba de cariños; papá venía y me abrazaba, me levantaba en brazos y después me arrojaba hacia el cielo para después volver a caer entre sus brazos y en ellos mismos llegué a sentir el amor más puro y profundo que pudiese sentir criatura alguna. De repente despertaba y la magia terminaba.

Alguna ocasión escuché decir a mi padre que se mudarían de casa, él pensaba llevarme con ellos, pero mamá dijo rotundamente que no, que no habría espacio para mí. Ella siempre creyó que era yo lo demasiado pequeño para no entender, pero para esas situaciones no hay que entender uno palabras. Esa fue la primer ocasión en la cual me dolió el alma, comprendí que es el dolor más terrible por el que puede pasar un ser.

A mamá casi no le veía, por lo regular se presentaba los viernes por la tarde, mamá es buena persona, lo sé, pero siempre fue muy distante conmigo, me hacía cariños, pero a diferencia de papá, sus cariños eran aislados, nunca me abrazó como papá entre sus brazos, en ocasiones la oí compararme con otro niño al que le apodaban “esniquer”, a mi no me gustaba pues creía que yo era único; sin embargo, de igual manera siempre le manifesté mi gran amor y le amo y le extraño igual que a papá.

Una tarde caí en la total desesperación, y en el ánimo de llamar la atención de mi tutor comencé a hacer travesuras, mi padre trató de ignorarme y seguir con sus problemas y su extrema tensión, pero a mi abuelo no le parecieron mis diabluras y un trágico día en el cual papá estaba muy ocupado en sus labores fuera de casa, el abuelo me tomó entre sus brazos, yo brinqué de alegría, pues creí que abuelito me sacaría a dar una vuelta por la ciudad como hacía mucho tiempo no lo hacía. En efecto, fuimos a dar un paseo, pero jamás imaginé que el propósito de tal viaje no tendría retorno.

Llegamos al centro de la ciudad, había mucha gente: vendedores, niños jugando y corriendo, personas que caminaban bajo el aura de su propia sombra proyectada en las baldosas; la algarabía se manifestaba de una y mil maneras, me sentí feliz ante tanto movimiento, tanta cromaticidad que se repartía a diestra y siniestra, el abuelo me depositó en el suelo, yo bajé y comencé a husmear de un lado a otro, ¡veía tantas cosas!, veía una fuente y el agua jugar a manera de danza. Era bello aquel paisaje, ¡que bueno sería que en este momento estuviesen aquí papá y mamá para que jugaran conmigo!, ¡sería simplemente extraordinario! Fue en tal instante que busqué al abuelo para pedirle, para suplicarle, que regresáramos a casa, buscáramos a papá y a mamá para que vinieran conmigo a jugar, a ver la fuente, a correr entre los vendedores ambulantes que expendían globos multicolor, algodones de azúcar, olores a churros y atole calientes… ¡pero abuelito ya no estaba ahí!, creí por un segundo que era una broma, pero no, lo busqué en todas direcciones y él ya no estaba por ningún lado. Creí había ido a comprar algo y regresaría por mí, yo era muy chiquito como para que me dejase solo, eso no podía ser, sin embargo el tiempo pasó y el abuelo nunca regresó.

Intenté regresar solo a casa, pero era imposible, no había retorno. Caminé muchas calles, había decenas de automóviles y más de alguno estuvo a punto de aplastarme, yo no sabía cruzar las calles, pero mi inteligencia me decía que no debía ponerme frente a esas grandes máquinas conducidas por rostros desconocidos. Cada que veía pasar un auto azul, creía que era el de papá; así, sentadito, quietecito, esperaba se detuviese algún coche azul marino y me llevara de regreso a casa, pero nunca se detuvo auto alguno. Anocheció, el frío me calaba en lo más profundo del espíritu. Tenía hambre, sed y una terrible angustia al no saber por qué me habían abandonado. ¿Qué diría papá cuando se percatase que yo ya no estaba en casa?

Una esquina, después, una taquería, cual me recibió con un aromático olor a carne y a grasa que me estremeció el estómago con un intenso zumbido; me acerqué, un hombre robusto salió, le hice una reverencia y me contestó con una patada, salí corriendo hasta perderme entre la oscuridad de la noche. Llegué a una calle solitaria, comprendí que no había peligro en tal lugar, me acurruqué entre un pequeño arbusto y dormí colmando la noche con suspiros.

Esa noche soñé que papá venía a buscarme, me encontraba y me llevaba con él entre sus brazos, me sentí feliz; dicha felicidad culminó muy temprano cuando unos niños me sacaron del letargo en el cual estaba profundamente sumergido, a punta de pedradas. Salí corriendo ante sus impávidas carcajadas, mi pequeño corazón latía y golpeaba mi caja toráxica. Los automóviles seguían amenazándome de muerte, pero a pesar que ya no le veía sentido a mi vida, algo me decía que tenía que continuar guardando una esperanza. El hambre se había vuelto un brutal verdugo, mi estómago ardía, en mi andar encontré a una anciana vagabunda, estaba sentada en la fría banqueta comiendo un trozo de pan, yo pasé frente a ella y de repente me detuve a observarla, en tal instante arrojó una porción de pan rancio cual me supo a gloria. Después de un lapso la vieja aquella se incorporó, seguí su andar, pero me pidió que no la siguiera, a mi no me importó, pero ella me amenazó con su bastón. Despavoridamente huí.

Estuve vagando por varias calles, deseaba encontrar mi hogar, ya no me importaba el hambre o la sed, lo que deseaba era volver a ver a papá y a mamá, pero, por más que caminase, no llegaba a ninguna parte, y aquel día volvió a fallecer como el anterior. En un callejón, encontré unas cajas, dentro de alguna de ellas me introduje, el cansancio me tenía rendido, el agotamiento provocó que cayese en profundo sueño, esta vez no soñé a mi padre, sino a mi madre biológica amamantándome. Por la madrugada la lluvia me despertó, intenté regresar al sueño, pero me fue imposible; antes de que saliese el sol y bajo las frías gotas que caían del cielo deduje que lo mejor sería regresar al lugar donde me abandonó el abuelo, quizás por alguna razón a papá se le ocurriría ir a buscarme a tal lugar. Retorné muy por la mañana al centro de la ciudad, la lluvia, el lodo y otros factores me hacían ver irreconocible cuando vi mi figura en un charco de agua. Algunas personas me veían con lástima, la mayoría lo hacía con asco, pero no me importaba, yo sabía que a papá no le daría repulsión verme, realmente a él nunca le interesó mi aspecto.

Eran como las once de la mañana de aquel día cual no olvidaré jamás, yo con toda mi fe andaba trotando, buscando una esperanza; de alguna manera pensé que mis deseos eran tan profundos que causarían un milagro, y así fue, de repente al pasar frente a un arcaico templo, ahí estaba ella, ahí estaba como siempre, hermosa, perfumada, irradiando de belleza mi mamá, corría ante ella, traté de llamar su atención, mamá me reconoció al instante, sin embargo se avergonzó de mí, pues estaba flaco y extremadamente sucio. ¡Pero era ella! Era mamá, que venía por mí, venía a rescatarme de esta brutal soledad, de esta terrible angustia que dolía en lo más profundo de mi alma, era mamá quien me llevaría con papá y me darían de comer, mientras me acurrucaban entre sus brazos.

Mamá se afrentó de mi inmundicia, aparentó no conocerme, pudo más el prejuicio, tuvo un mayor peso el “que dirán”, que el amor. Comprendí justo entonces por qué siempre sus cariños hacía mí, fueron con la punta del pie. Ella únicamente atinó a tomarme una rápida y fugaz fotografía con su cámara instantánea; yo traté de comprenderla, yo supe que para ella, su mundo debe ser perfecto, bello, idóneo…… rosa, y yo no entro en tales instancias. Me dolió mucho más ella, porque a la larga sufrirá muchísimo al darse cuenta de lo que yo me percaté con todo esto que viví: el mundo no es perfecto, el mundo es grotesco, aunque tiene momentos bellos por los cuales vale la pena vivir. Ella me ignoró y de repente me dio la espalda, se encontró con un joven bien parecido, limpio, aseado y perfecto al que conocía desde hace años, comenzó a charlar con él. Para él si hubo un espacio y un tiempo, para mí, sólo asco y vergüenza. Me retiré lo más rápido que pude.

Después de que ella me desconoció, viéndome como un ser despreciable, discriminado por la sociedad, yo perdí mi fe, me di por vencido, imaginé de manera tangible, jamás volvería a ver a papá. Supe entonces que mi final estaba decidido, ya no tuve fuerzas para continuar.

A pesar de todo, le debo bastante a mi madre, pues horas después vio a mi padre, le dijo que me había visto vagabundeando por el centro de la ciudad; le mostró las fotos que me había tomado; papá se llenó de ira y otro tanto de desesperación, de inmediato hizo a un lado lo que estaba haciendo, le pidió a mamá lo acompañara, encendió el auto y salió de inmediato en mi búsqueda. Llegó en breves minutos a la zona indicada, con la mirada quería devorar calle tras calle, intuyó que dentro del coche jamás me encontraría, estacionó el vehículo, a mamá le preocupó más que ese día cumplían meses y que él perdería tiempo buscando un pequeño asqueroso, frustrada no deseo acompañarle; a papá no le importó, lo único que deseaba era encontrarme de inmediato, con un nudo en la garganta comenzó a recorrer las calles, temía extremadamente encontrar mi cadáver por debajo de alguna acera. La gente le veía, estúpidamente creían que era un loco al advertir en su rostro la angustia. Siempre criticó a esta ciudad, y alguna ocasión la tildó de un vulgar pueblo por su brevedad, pero ahora lo veía inmenso al no saber por que calle comenzar a buscar, recorrió varias calles casi corriendo, mientras indiscriminadamente volteaba hacia todas partes. Deseaba gritar mi nombre, deseaba aullar, llorar, pero de alguna manera le afloró la fortaleza, sabía que no podía darse por vencido. Hasta que recordó el templo de San José, que había sido el lugar señalado por mi madre como punto de partida, cuando por la mañana, me había visto e ignorado. Regresó papá a tal iglesia, pero no me encontró, y justo en el instante en el que había decidido iniciar una nueva búsqueda por otras calles, volteó hacia un costado del templo donde almacenan escobas, resguardado por barrotes de metal; justo ahí al fondo, observó un pequeño bulto que yacía al pie de unos viejos escalones, con ansía y lagrimas en los ojos se acercó, tan sólo para percatarse que mi cuerpo estaba ahí tendido. Por un instante en la mente de papá, pasó la idea de que se trataba de un viejo trapo, pero conforme se acercaba se percató de que no era tal, sino se trataba de un diminuto ser, en efecto, era yo, que muerto de cansancio dormía ya carente de sueños bellos, de alma y de fe. Papá se acercó lo más posible a la semi-jaula aquella, se regocijó en cuerpo y alma al observar que respiraba, y tímidamente murmuró mi nombre: -¿Rembrandt…..?- Yo lo escuché muy, muy lejos, dentro de mi sueño, y permanecí breves segundos pensando que era precisamente ello, un sueño, pero él incrementó el tono de su voz y repitió:

-¡Rembrandt… soy yo, soy papá…. vine por ti!- Desperté, y aun imaginé que era una mala broma más de esta vida, pero no era así, esta vez era papá realmente quien introdujo sus delgados y largos brazos a través de la reja aquella, me tomó por los hombros y me extrajo de aquel lugar, me arrebató entre sus brazos, acarició mi cabeza como siempre lo hacía, yo lloraba a más no poder mientras meneaba mi cola diciéndole el gusto enorme que me daba encontrarlo de nuevo. ¡Era papá! Papá había venido por mí, yo no sabía cómo, no sabía por qué, pero era él, era papá, seguramente mamá le había dicho que aquí estaba esperándolo y que no podía yo morir sin antes verle una vez más.

Papá no sintió pena o vergüenza alguna por mí, al contrario, se sentía un héroe, volví a experimentar la felicidad, me tomó entre sus brazos, me cargó y me besó y supe por qué vale la pena vivir realmente. Por momentos así, daría todo, como volverme a perder.

Mi padre atravesó medio Centro Histórico conmigo en su regazo, la gente le veía, pero a él no le importó más que haber encontrado a su hijo perdido y hallado en el templo. Jamás le ha importado qué diga la gente o qué no, pues él cree que sería como un esclavo, presa de la opinión popular cual jamás se llegará a satisfacer. Mientras él caminaba conmigo en brazos, daba gracias al creador por esta oportunidad, por esta vivencia de reencuentro. Yo se que él deseaba llorar, pero se contuvo, quizás, no deseaba hacerme sentir mal.

Regresamos al coche. Ahí estaba mamá, ¡mamita! pensé, y deseé que se regocijara al igual que papá y me abrazara también y me besara, pero mamá me quería lo más lejos posible de ella, pues yo estaba sucio, mugroso. Mamita no me abrazó, ni siquiera me tocó, a pesar de que ella veía mi gusto enorme por volverla a ver, sus palabras de aliento fueron mínimas, como de solidaridad, pero para con papá. Yo sé que a papá le dolió conocer esta faceta de mamá, tan fría, tan cruda e insensible, pero se dio por bien servido al haberme encontrado y no reprochó nada. Yo iba en el asiento de atrás, y mi felicidad no tenía igual, sabía que a final de cuentas papá siempre estará ahí, con todo y su mal humor, pero papá me ama. Yo me colocaba atrás de su cabeza mientras él conducía, y yo lloraba, mientras él me calmaba, me daba ánimo y me decía: -¡Ya vamos de regreso a casa campeón!-.

Llegué a casa, me reencontré con mi universo, el abuelo no dijo nada, la abuela tampoco. Durante días no he parado de llorar por las noches o cada que veo a papá, él sabe que lo amo por que lo siente. A mamá también la amo, aunque a ella sólo le interesa ella misma y nadie más, pero es buena persona y la extrañé mucho también.

Han transcurrido algunos días, ahora, no sé qué me pasa, tengo una profunda depresión por todo lo que viví en unas cuantas horas, pero no me importa, me siento enfermo y cansado, intuyo que habré de morir, no me importa ahora porque será cerca de papá.

Mi nombre es Rembrandt, soy un cachorro joven, totalmente blanco, con una mancha negra del lado izquierdo en mi cara, tengo un padre que me ama, a pesar de su neurosis; sé que es bueno a pesar de estar casi siempre enojado, con el seño fruncido, porque antier en la noche recogió a otro perro joven como yo que estaba perdido en las calles, le puso por nombre Van Gogh, lo adoptó pensando en que no lo atropellara un auto, pero sobre todo lo hizo pensando en mí.

Creo que papá siempre me recordará con una sonrisa en el alma, cuando memoricé cuanto lo hice reír, cuando trepaba a la puerta del patio y mi pequeño cuerpo quedaba colgando, yo lo hacía con tal propósito, que él sonriera, que se apartase un instante de su amargura, creo que siempre lo logré.

Anoche vi por última vez a papá, mis ojos tristes de alguna manera le dijeron que me estaba despidiendo de él. Yo ya sabia a la perfección que había llegado mi hora, nosotros los canes siempre sabemos de esas cosas, y no, no estaba triste por mi próximo deceso, estaba triste por papá al verlo cómo estaba siendo consumido por el estrés y la carga de trabajo.

Fallecí con un terrible dolor a la mitad de mi espíritu, le dije adios a papá y pedí mucho a Dios por él y por mamá.

Ahora descanso eternamente, soñaré por siempre con mi propia paz., espero algún día mi reencuentro con mi padre.

Mi nombre es Rembrandt, y soy un perro con un poco de suerte.

Es horrible percatarnos, que bajo muchas circunstancias, la bestia, somos nosotros los hombres.

8 de agosto de 2009.

***A la memoria de mi muy preciado y a veces cruelmente ignorado Rembrandt.

Perdóname, donde quiera que estés.

Jesús Brilanti T.

Cuentos para niños a la media noche

Mentiras, mentirillas, mentirosas

Por: Luis Fernándo Martínez Padrón

Guerra, revolución, anarquía, insurrectos, bajo un mundo que se encuentra en los alrededores de una “civilización democrática superior” y que agota los sentimientos encontrados de muchas mentes ávidas de desarrollo y con plena juventud intelectual que muestra la grandeza de la condición humana.

Qué importa la insoportable fatiga de repetir los mismos discursos que antaño los sediciosos de las sierras invocaban para contrarrestar el vendaval de injusticias que acaecería con el poder en la red de la codicia.

En estos tiempos y después de un peregrinar incesante por el mundo capitalista gobernante, se dan cuenta algunos de la naturaleza esquizofrénica que se tiene en un fastidio que agoniza a las personas a un número estéril que sirve para vendérsele porquerías y como un nuevo esclavo de primer orden.

Y qué maravilloso sería para todos que las exclamaciones de “Tierra y Libertad” y el “Pueblo Unido Jamás Sera Vencido” retumbaran con aire libertario en un país que vive las mismas injusticias desde la conquista y sin miramientos, donde los recursos sólo dignifican y hacen crecer al diez por ciento de nuestra población.

La gente joven siempre ha sacado la garra para lidiar con los oportunistas que embrutecidos en poder, explotan al compatriota sin posibilidades económicas y con una carga impositiva religiosa que exalta la “otra vida” como una forma de peonaje para legitimar el robo de la tierra como una sátira de nuestro conglomerado; pues de todos formas Rius lo dijo: “Ahorita sufres pero allá en el cielo gozadas que vas a dar”.

Pero repasa una y otra vez las nuevas tendencias izquierdistas que involucran un sentimiento humano de ese que se les ha vendido por medio de la mass media, configurado como un movimiento donde el titiritero sabe perfectamente cuáles son los cables que hay que mover para desviar la atención de situaciones malversas.

Sin darse cuenta las arcaicas ideas libertarias dejaron de ser un problema y resultaron en un benefactor para consolidar la idea de explotación del hombre por el hombre, esto invariablemente para jactarse de “libertad de expresión” con que cuenta el orden mundial; proporcionando, de esta forma, la “sana” convivencia entre los individuos.

Los jóvenes de hoy convocan ideas revolucionarias para cambiar el estado de cosas que acontecen en el mundo y nuestro país, no sobajándose contra la autoridad e influenciando la nueva mentalidad de nuestro núcleo en contra del capital.

Ya hemos observado la hecatombe del socialismo, revoluciones de diez años en nuestro país y las gestas guerrilleras de Cuba y Ernesto Guevara, pero seguimos ensimismados con hazañas que no condujeron al cambio que el mundo esperaba y sólo labraron infinidad de páginas en las tumbas de la gloria.

¿Quién en verdad esta dispuesto a hacer una nueva revolución? Creo que todos los que están cansados de situaciones discriminatorias en nuestra vida cotidiana, pero, ¿Tendrán valor suficiente para no cometer los mismos errores de antes? Esa es la duda que se antepone antes de saturarnos con propuestas de guerra de guerrillas.

¿Y quién no ha encontrado en internet (el único medio más o menos libre de comunicación) la gran variedad de propuestas de cambio en nuestra sociedad? Pero el anonimato te da la versatilidad de envalentonarte y pronunciar discursos que obliguen a una exacerbación social.

Ahora que se escudriñan tales ideas se percibe que la historia es un flujo de repeticiones simbólicas que se envuelven en la vida cotidiana, y encuentran canales por los cuales ser trasmitidos (antes juntas, periódicos, hoy internet).

Pero las ideas son las mismas y los medios radicales para conseguirlos fluctúan igual que los anteriores, fraguar una guerra hasta que alguien salga vencedor y por ende hacernos escuchar para que las ideas queden plasmadas en una constitución que no se aplica.

¿Entonces no puede haber otras teorías para la igualdad entre los seres humanos y que éstas corrijan el rumbo por el cual estamos? Creo desgraciadamente que los que aun viven ese sueño revolucionario de gestas, aplicamos, mal la táctica y la técnica de encaminarnos hacia un orden en que no exista ni dios ni amo.

La única salida que nos queda es auscultar de manera consciente quiénes son los enemigos de un sistema que heredado de antologías se propone estropear nuestro avance con el cual buscamos las dignificaciones de una mayoría en estado de sobrevivencia.

Entonces mi Teoría para aplicar una revolución de tajo no se basa en especulaciones de filosofía guerrillera y de tomar desde afuera el circulo vicioso de un gobierno federal que se encuentra protegido por un sistema represivo con más armamento y mejores condiciones monetarias (bueno los militares) que unos cuantos guerrilleros.

Por eso se debe efectuar entre todos aquellos que se consideren benefactores de un cambio radical una nueva lucha en pugna y ésta es contra todos aquellos personajes que no quieren cambiar la situación de este entorno y simplemente matarlos para que no estorben en los avances de los personajes que darán las nuevas pautas de igualdad y repartición equitativa de los recursos.

O a poco nunca han conocido a un primo, cónyuge o padre que arrebate algo a los más desposeídos para conservar su status o para darle mejor vida a sus hijos que la que ellos tuvieron y en nombre de lo “que encuentre me lo embucho” transgreden la ley sin importarles nada de todas formas que “lloren en su casa y no en la mía”.

En esas actitudes la sociedad conformista ha decaído a encontrarnos un paradigma de lucha por la justicia y las odas a la propiedad privada, olvidándose por completo de lo comunal y haciendo hincapié en las riquezas materiales sin importar el medio.

Ante estos hechos inauditos debemos levantar la voz y adquirir la costumbre de enfrentarnos a esas personas que el cambio no les cuadra a sus intereses, aunque se afecte los propios al ya no percibir el dinero de papi o mami que tantos hurtos les costo conseguir o aislando a personas que por su edad no pueden entender los cambios flagrantes que se vienen; y ante esto de la moral no se preocupen pues en todo cambio radical se necesitan y como lo dijo un sabio durante su juicio: “Los jueces de este estado pueden condenarnos tranquilamente por nuestras acciones; mas la historia, que es encarnación de una verdad superior y de un mejor derecho, romperá un día sonriente esta sentencia, para absolvernos a todos nosotros de culpa y pecado”.

Por lo anterior se desenmascara un nuevo rumbo ante nuestros ojos, todos los que hablan de revolución deben entender que las personas que han vivido más de cuarenta años son inadaptables para un cambio, porque su vida misma no les permite visualizar la permutación que debe llevar la sociedad.

Por eso te digo a ti que hablas de revolución en vez de delirar en funciones dilapidadoras e intentar los movimientos que no dieron resultado, ponte en practica y asesina de una vez por todas a aquellos que no dejan avanzar a una sociedad, al primo que te ayudo a no pagar multas cuando chocaste en estado de ebriedad, al tío que trabaja en una paraestatal y te puede conseguir trabajo o a tu padre que explota a los obreros para que él no trabaje tanto y poder comprarte tus jeans de marca, tu celular de ultima tecnología y demás cosas.

Pero si en verdad sigues pensando en la revolución no busques pretextos en razones morales o integrar lo que ya se ha hecho mal para poder “adularte” diciendo que estas en el sendero de la anarquía y acabaremos con los gobiernos, sé realista y primero empieza de paso a paso.

Entonces los que sigan concluyendo en dar un giro completo a estas injusticias creando las bases para que los más jóvenes crezcan con nuevas ideas de ayudar al prójimo y no con la triste decadencia de las viejas ideas costumbrista, ya saben en donde tienen que empezar, desaparece al que ha robado algo, al que no quiere cambiar, al que explota obreros, al que te compró tu computadora y la conexión a internet para decir payasadas, a la que no piensa ni por un centésimo, si los tienes en tu casa, pues entonces hazlo y cambia este mundo… Entonces ¿Quién hará el primer disparo? Eso me temía.

“Y tu chaval, si a ti, tú que juegas a la revolución, creyendo que ésta sólo es un videojuego en tu ordenador”.

Los muertos de Cristo, Canción “Un mundo feliz”, Disco “Rapsodia Libertaria Vol. I”