miércoles, 24 de marzo de 2010

Versión imprimible, Calmecac número 19, mes de Marzo de 2010

Muchas gracias a las personas que hacen posible que este proyecto perdure. El archivo viene en formato PDF así es que necesitas un programa para poder abrirlo, si no tienes alguno puedes bajar gratuitamente el Adobe Reader en www.adobe.com o bien buscar otro. Te recomendamos primero bajar las instrucciones de impresión y armado, si tienes alguna duda, contáctate con nosotros a revista.calmecac@gmail.com


Instrucciones de Impresión y armado
http://www.mediafire.com/?j4t1g1mgymd

Revista imprimible Calmecac número 19, mes de Marzo de 2010
http://www.mediafire.com/?ziqyiwey3ok

Contribuyetes editoriales: Alejandro García Miranda, Joel Eduardo Rico Vallejo, José Alfredo Cabrera Morales
DirecciónJoel Eduardo Rico Vallejo
Diseño: Aranzazu Llano A., Joel Eduardo Rico Vallejo
Escritores: Carlos Rodríguez Hernández, Joel Rico Castillo, Mauricio Ramírez Maldonado, Héctor Hernández Alfaro, Jesús Brilanti T., Alejandro García Miranda (Salamanca, Gto.), Allan Eduardo Hernández Anguiano, Juan Manuel Fernández García (Romita, Gto.), Luis Fernando Martínez Padrón.

Caminatas

Por: Carlos Rodríguez Hernández

Las caminatas siempre son relajantes aunque a veces no lo parezca, te dan tu espacio, vas con tu intimidad en todo momento, aún entre más ambulantes. Por lo general son en contra del viento, de la brisa, bajo los talones del sol o de espaldas a la lluvia, y con todo esto, solo.

Pensándolo mejor, tal vez no totalmente, solo si es que la soledad cuenta como un compañero, o el cansancio, o tus penas, o tu silencio, o tus gritos o el sentir que la sangre te pica las venas mientras piensas y caminas por encima de un puente o por las calles luminosas, aunque las prefieras mas luminosas, o en una plaza desbordante de caparazones caminando, o en la orilla de un río, por entre los árboles o simplemente en lo desolado.

Pero ahora mi andar es más torpe… más cansado…más pesado, bueno, claro, los años pesan cada vez más, como si de vez en cuando te cayera un grano de arena, o de sal, o de azúcar… o una gota de agua, el caso es que se acumulan y no se te resbalan, en su momento no le das importancia, pero el peso terminará por aplastarte y deshacerte las piernas. Primero te las va hundiendo, poco a poco, luego te las entume y termina por destrozarlas, lo peor es que es inevitable y que te mientes haciéndote creer que no lo sabes y cuando pasa finges sorpresa ¿no lo crees Martín?, cuando sea el… ¿Martín?... ¿me haces caso Martín?... ¿Martín?... ¿para qué me esfuerzo en hacer que me escuche un dormilón flojo como tú? No me veas así, tengo que aprovechar cuando estoy solo para quejarme con alguien de mi soledad, o cuando camino para quejarme con alguien de mi andar…pero bueno, ¿para qué me esfuerzo?, simplemente no eres bueno escuchando a las personas, ni siquiera como compañero de caminata… pero bueno ¿para qué me esfuerzo?, si eres un bueno para nada, solo eres un flojo dormilón.

¿Ya lo vez?, solo cuando alguien te insulta es cuando respondes, de otra forma no,… estuve pensándolo y sí estoy de acuerdo, a veces es bueno detener tu andar y ponerte a observar un momento y voltear discretamente hacia atrás para ver tu recorrido. Ayer hubo luna llena, jamás me había impresionado tanto la luna como ayer que hasta me sentí un lunático, y me puse a observar, y hasta noté que mi perro tenia cara de desvelado, pero bueno… ahí te quedas Martín, ¿sabes?, vi a tu madre cuando vino a remarcar las letras de tu nombre, fue el mismo día en que te dejó esa flor roja de plástico, que ya ni se ve roja por que está expuesta a los rayos del sol… de veras, qué lástima que solo tengas por hogar esa cruz a la orilla del camino, aunque tú no lo decidiste, en realidad fue el que te atropelló… o tú también por dejarte atropellar en este sitio y que mal que es por donde siempre paso. Perdón pero tengo que aprovechar cuando estoy solo para quejarme con alguien y a fin de cuentas ni siquiera estas aquí, tu cuerpo esta enterrado en no sé donde y tal vez todo malhumorado, ahí te quedas, yo sigo caminando rumbo a mi casa, de todos modos ¿para qué me esfuerzo Martín, si nunca me pones atención?

Por: Joel Rico Castillo

Soledad que me acompañas fielmente,

sin preguntar hacia dónde voy,

estás conmigo.

Pero no estamos solos,

van con nosotros el viento, la luz del sol

y el brillo de la luna y las estrellas.

Caminamos hacia un mismo destino:

hacia el amor que no se explica,

pero que se siente y no se acaba, y no lo entienden,

pero que viaja eternamente al centro de mi alma.

Bajas reflexiones

Por: Mauricio Ramírez Maldonado

Amo los pies de una mujer o de un hombre, según sea el caso y no muy hombre el aludido, un arco prolongado, dedos cortos y en forma de guadaña, que se ensucien un poco al contactar la tierra, ángeles mundanos, apetecibles dedos de chistorra, uñas como garras, brutales, afiladas y letales, tobillos descarnados, con la marca prisionera del grillete, pulsera que le esclavice, madame malvada, un atroz tatuaje escurriendo por su empeine, planta pálida pero deseosa de vivir, entre dedo y dedo una lengua, de preferencia la mía, tal vez la suya, no importa el tamaño, siempre y cuando monten un par de estrepitosos y alucinantes tacones marca table, impúdicos equilibristas, para ornamentarlos anillos cual candados en sus dedos, portadores emblemáticos de un decálogo de uñas no pintadas sino manchadas por los estrambóticos colores del pecado, de ese acto que no atormenta al momento ni se disfruta después de pasado sino todo lo gozado o algo así.

A metro y medio del asfalto

Un sueño interminable

Por: Héctor Hernández Alfaro

Consumido por las noticias de consejo, perdido en una guerra que te invita a soñar con un futuro mejor. La imaginación vuela tan rápido, se vuelve difícil de alcanzar, cansado contemplas la rendición como lo más acertado, invitando a tu interior a sucumbir ante el deseo de lo exterior.

Pasmado recobro el sentido, valoro la razón de la existencia misma. Recobro fuerzas para seguir la carrera agotadora, llevándome, este ímpetu renovado, a perseguir un sueño antes perdido.

Un mundo mejor, una buena utopía ¿Qué seria mejorarlo?, se corre el riesgo de empeorarlo. Pensar en lograrlo, para muchos convertirías el sueño en pesadilla, chocas con la contrariada idea de libertad, dices comunismo contravienes al capitalista, o viceversa. Hasta quél punto llega tu libertad, todos y cada uno de tus sueños serán en algún momento contrarios al sueño de alguien en algún lugar. Un mundo mejor, solo si todos pensáramos igual.

Si eres devoto seguidor de la igualdad, tendrás que sacrificar una parte de tu interior, al hacerlo ya no seguirás siendo tú, te conviertes en una mezcla de ideologías, llevándote al colapso interno, siendo un zombi que vaga en este mundo sin un rumbo propio, creyendo estar allí por convicción propia.

Vivir el sueño de alguien más, eso no es vivir. Prefiero seguir un sueño interminable, aunque no me lleve a ningún lugar conocido, la vida es corta como para pasarla encerrado en un círculo pequeño repleto de verdad, que consume la imaginación y le llama abstracto a una forma de ver.

“Por qué llamarle visión a algo que no ven los ojos”

Recopilando esencias

Por: Jesús Brilanti T.

Recopilando esencias de tardes taciturnas,

vuelca el manto empíreo en voces que le susurran

al sol mientras desfallece en el horizonte,

con un rostro tan enrojecido que desborda color,

impregna las nubes, los campos y lo más recóndito

de la casa de mi alma.

Existo, ya luego pienso,

tan cerca de la muerte y tan lejos de decir adiós,

trepanaciones moribundas de mis ayeres,

vacíos existenciales que se desprenden, luego se van,

así como se quedan atrás las marañas de los ecos,

aquellos cuales no retumban más dentro, ni fuera.

Aguardo tu llegar, no conozco tu rostro

pero olfateo tu tacto, huele a mí;

quiero conocerte pronto, el tiempo no es verdugo,

es mi nicotina cual encapsula mi ansiedad

te espero aquí, porque espero volver a nacer

y que crezcamos juntos, tu y yo.

Diminuta parte de mi materia, encuentro cósmico;

inmensa porción de mi espíritu, algarabía imperecedera,

¿Qué tanto más me vas a educar para no morir de soledad?

¿Cuánto más denotarás lo especial de tu significado?

Recopilando esencias de mañanas somnolientas

me incorporo con la luz de tu figura haciendo bello bulto

sobre el vientre de quien te lleva adentro.

Nucleolo aleatorio a un colapso de memorias,

tendencias subliminales para no desfallecer de amor,

dos cápsulas carnales a manera de fortuna,

mis dos razones de estar aquí respirando luz;

recopilando esencias para montar guardia

cada que me acerque a tu cuna y me devoren las horas.