miércoles, 24 de marzo de 2010

A metro y medio del asfalto

Un sueño interminable

Por: Héctor Hernández Alfaro

Consumido por las noticias de consejo, perdido en una guerra que te invita a soñar con un futuro mejor. La imaginación vuela tan rápido, se vuelve difícil de alcanzar, cansado contemplas la rendición como lo más acertado, invitando a tu interior a sucumbir ante el deseo de lo exterior.

Pasmado recobro el sentido, valoro la razón de la existencia misma. Recobro fuerzas para seguir la carrera agotadora, llevándome, este ímpetu renovado, a perseguir un sueño antes perdido.

Un mundo mejor, una buena utopía ¿Qué seria mejorarlo?, se corre el riesgo de empeorarlo. Pensar en lograrlo, para muchos convertirías el sueño en pesadilla, chocas con la contrariada idea de libertad, dices comunismo contravienes al capitalista, o viceversa. Hasta quél punto llega tu libertad, todos y cada uno de tus sueños serán en algún momento contrarios al sueño de alguien en algún lugar. Un mundo mejor, solo si todos pensáramos igual.

Si eres devoto seguidor de la igualdad, tendrás que sacrificar una parte de tu interior, al hacerlo ya no seguirás siendo tú, te conviertes en una mezcla de ideologías, llevándote al colapso interno, siendo un zombi que vaga en este mundo sin un rumbo propio, creyendo estar allí por convicción propia.

Vivir el sueño de alguien más, eso no es vivir. Prefiero seguir un sueño interminable, aunque no me lleve a ningún lugar conocido, la vida es corta como para pasarla encerrado en un círculo pequeño repleto de verdad, que consume la imaginación y le llama abstracto a una forma de ver.

“Por qué llamarle visión a algo que no ven los ojos”

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