martes, 24 de febrero de 2009
EL PADRE NUESTRO
(Érase una vez la bonita historia de un cuento llamado Iglesia).
Marco Antonio Rizo
Padre nuestro que estás en el cielo, eso es, cierra tus ojos, no salgas de ahí, mantente escondido para que nadie se dé cuenta de que no existes, no se te ocurra asomarte porque nos echas abajo todo el negocio.
Santificado sea tu nombre, por todos nosotros, por los que comemos con la ignorancia del pueblo, por los que engordamos con las hogazas de la mentira, inflamamos las arcas infundiéndole temor a la gente, miedo atroz a condenarte al infierno, la hambruna te envía facturas que nunca pagas.
Venga a nosotros tu reino lleno de injusticia, un reino donde las larvas devoran a los más débiles, donde los homosexuales quedan excluidos y las lesbianas quisieran ser madres, donde tú solo te encuentras en horarios de oficina, burócrata espiritual.
Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo que no existe y no es más que una burda fantasía fraguada como la ridiculez de tu existencia, como la virginidad del vientre que parió el más grande fraude de todos los tiempos.
Danos hoy nuestro pan de cada día, el pan que solo la burguesía consume, el pan de los no olvidados, el que sólo los que menos tienen jamás podrán probar porque no están invitados a tu banquete, porque son negros, mestizos, criollos o mulatos y tu piel es blanca como la piel del nazi, como la piel del santo Papa.
Perdona nuestras ofensas, perdóname por llevar una sotana y un crucifijo, por estar atado a una religión machista donde tus hembras no pueden oficiar misa y sólo paren fetos malformados por copulas prohibidas. Perdóname por llamar rameras a las féminas con hábito, por soñar con su entrepierna y beber de sus aguas tibias.
Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, como hay que perdonar al que anula tu libertad, al que asesina a tu familia, al que secuestra a tu padre, le mutila un dedo y te lo envía por paquetería, al que inventa tu divinidad y se burla de la gente.
No nos dejes caer en la tentación de violar a los niños que indefensos entran a misa, por favor permite que mi pederastia quede impune, que el sumo pontífice proteja a los amantes de la pedofilia, por favor permite que despenalicen el aborto para que tus monjas puedan vivir en paz, no me dejes caer en la tentación de masturbar mis pensamientos con una mujer que tenga mis respetos, con la que pueda formar un hogar y no ir contra natura, porque así el día que yo muera mis bienes pasarían a manos de ella y no de la santa madre Iglesia; más bien déjame gozar la vagina de aquella que aun no alcanza los nueve años.
Líbrame de todo mal, líbrame de ser castigado por las leyes terrenales por lavar dinero del narco, de no recibir las limosnas mal habidas de una meretriz, de desnudarla en la sacristía y después señalarla como puta ante los feligreses, no permitas que la gente se dé cuenta de que no se van a condenar por no votar por el candidato que yo les obligo los domingos en el sermón, por favor, no permitas que alguien lea este poema, sea publicado o llegue a manos de algún lector. Por favor Señor.
Amen.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
.... realmente muy comprometedora la descripcion y muy motivador para ver lo que es nuestra verdadera realidad y no el falso ideal que nos han metido en el cerebro para seguir como estamos, solo un cambio que emane de cada quien averiguara la realidad que se quiera vivir....realmente me fascino una gratificacion por algo innovador con algo tan cotidiano
ResponderEliminar