Aranza Llano
Solo sé que en ese instante tus ojos me fulminaron, me mostraron el otro lado de la luna, me envolviste en exóticos colores de amor, amor y sus aromas. Por un instante inhale felicidad pura, lavada, cristalina y polvosa… De golpe llego a mi cabeza y me gravo tu nombre, tu olor, tu sabor, tu alma, probarte mi locura. Sentí la adicción a tu saliva, me di cuenta que jamás te dejaría, tornase oscura mi visión y fallecí, fallecí entre tus brazos, con tu cuerpo entre mis piernas, sutil veneno, éxtasis de los dioses, dulce elixir del deseo, de la vida, del amor, de mi resurrección y mi muerte.
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