jueves, 29 de abril de 2010

Sobredosis

Aranza Llano


Solo sé que en ese instante tus ojos me fulminaron, me mostraron el otro lado de la luna, me envolviste en exóticos colores de amor, amor y sus aromas. Por un instante inhale felicidad pura, lavada, cristalina y polvosa… De golpe llego a mi cabeza y me gravo tu nombre, tu olor, tu sabor, tu alma, probarte mi locura. Sentí la adicción a tu saliva, me di cuenta que jamás te dejaría, tornase oscura mi visión y fallecí, fallecí entre tus brazos, con tu cuerpo entre mis piernas, sutil veneno, éxtasis de los dioses, dulce elixir del deseo, de la vida, del amor, de mi resurrección y mi muerte.

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