Inserción
Luis Fernando Martínez Padrón
"¿Y si lo delatara? Porque si hago eso, destruiré la vida del hombre más noble que he conocido. Si hago eso, me condeno para siempre. Y estaré solo, y seré como Judas Iscariote. Toda la vida llevaré una pena ¡Todos los días llevaré una pena!..." “¿Por qué no?...”
Fragmento del libro “Juguete Rabioso” de Roberto Arlt
¿Quién no ha tenido la intención de desaparecer los sentimientos dolorosos de su ser? Los dioses nos envidian la sensación que provocan en nuestro cuerpo, esos deseos, y por ellos es por lo que logramos trascender.
En qué momento la contemplación de nuestros traumas nos llega desde lejos y hemos preferido desecharlos para fincar propósitos extraños en un futuro nublado y discorde.
Los dioses retratan la investidura pura, que alejan a los mortales de sus destinos; pero son ellos lo que muestran las envidias de ideas pérfidas que se envuelven en atraer a los más aptos hacia ellos; desdeñando a los mortales que se atreven a vivir sus sentimientos sin más.
Por eso los dioses no bajan, porque les molesta encontrar la sabiduría en una lágrima derramada por un semejante, por convivir con la lluvia fría de enero, que envuelve nuestro rostro hasta ponerlo morado; ¿Han encontrado el susurro del viento en el camino? ¿Han visto el rostro del espejo? ¿Se han desesperado del calor matutino que despierta?
Aunque algunos humanos no puedan contestar las preguntas, se dedican a platicar de cómo vivirán en el más allá, se preocupan de lo que sus dioses les dirán cuando lleguen a la tierra prometida, desafiando con sus anhelos a los impúdicos que nos hemos atrevido a habitar este planeta.
Sin embargo, ellos mismos que preferirían ya vivir con su señor, tienen que soportar nuestra mísera existencia, y mirarnos de reojo con el seño fruncido; encontrándose con la disyuntiva de inquirirnos o maldecirnos por nuestra nula apreciación del siguiente mundo.
Mientras ellos ponen su dedicación al otro mundo, dejan de observar y contemplar las maravillas que nos rodean, a las cuales ellos califican de innecesarias, porque allá no tendrán ni frio ni calor, ni hambre ni sed, serán perfectos y encontraran la máxima expresión de unión entre esos seres mágicos y ellos.
En lo que tal vez es un cuento muy hermoso, ellos oprimen al desahuciado, lo abruman con negligentes parodias de lo irreal del mundo, y la nueva excitación que le podría esperar si se consagra a la única y verdadera congregación de este mundo.
¿Nunca les ha topado la idea de que nuestros sentidos son para algo más, que repetirlos en la primaria como loros? O entendiendo que nuestro paso por este mundo es de abstinencia, como muchos piensan ¿Por qué los tenemos? Debemos conocer que lo que podemos sentir es parte intrínseco de nuestro organismo, es lo que él mismo puede llegar a representar.
Olvidémonos de “ellos” dejémoslos que lleguen a su destino, lo que realmente debería importarnos es lo que pase con nosotros, el dolor, la angustia, la felicidad; muestras claras de que vivimos y las retendremos por nuestra vida; se lo haremos sentir al prójimo y dedicaremos alaridos de victoria en nuestro lecho.
¿Aun sigues pensando en que los malos momentos nunca los quieres volver a repetir? ¿Jurarías que es mejor no sufrir? Entonces tú, mi estimado, estas del otro lado, nunca entenderás que los dioses nos envidian por tener ese magnifico privilegio, el cual nos envuelve en un aura que nos hace mortales; sin los cuales no podríamos pasar del prologo de nuestro libro.
Necesitaríamos volver a repasar nuestras derrotas, para de esta manera producir nuevos avances en la cotidianeidad que nos rodea, deberíamos buscar los sentimientos, por aquellos que se fueron, por los que no nos amaron, por los que nos hicieron reír, y entregarnos a la contemplación de lo que nos produce.
Sin embargo, es tarde y nadie lo ve, es el momento de ir a quejarme personalmente con ese ser divino que “supuestamente” me trajo; que sirva de experiencia lo que he dejado, nunca se vive tan bien como esperamos, si alguien gusta puedo llevarle algún recado y a todos los que me acompañaron en mi travesía, ¿qué le vamos a hacer? la 9 mm ya la tengo cargada…
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