Héctor Hernández Alfaro
Del movimiento del ser
Es imposible hacer una concepción inteligible del movimiento del ser si nos encontramos en un mundo sensible. Para llegar a comprobar la inmovilidad del ser debemos primero saber quién es, o nos podemos basar en: el ser es inmóvil, ya que si se moviera, pasaría a no ser y si el no ser no es, no existe. Con este concepto, lejos de salir a un mundo inteligible, sólo nos encasillamos en las profundidades del mundo sensible, debido a que nos estamos basando en un razonamiento lógico, y este nace derivado de la sensibilidad.
Si partimos desde otro punto, el ser es único, nos encontramos con que el mundo sensible y el mundo inteligible son parte del ser. Con esto llegamos a que el ser es todo y nada. Esto se contrapone directamente con la razón lógica de principio de identidad.
Regresando al movimiento, se es parte del mundo sensible entonces es parte del ser, lo cual nos dice que el movimiento está en el ser, pero no se aplica al ser. Esto nos lleva a la inmutabilidad del ser, si lo vemos desde un punto sensible, diremos que el movimiento transformaría al ser, contradiciéndose a la inmutabilidad del ser. Pero si regresamos a que el ser es único, entonces tenemos que: el ser no puede ser inmutable y el ser no puede ser mutable. Ya que al igual que el movimiento, estos dos conceptos están en el ser pero no aplican al ser.
Si nos trasladamos a otra característica que decimos del ser, el ser es eterno. Debemos comenzar delimitando que eterno sólo es un concepto del mundo sensible, por ello esta en el ser pero al igual que los anteriores conceptos no aplica al ser, debido a que el ser no se puede terminar porque el final es parte del ser.
Entonces podemos concluir que el ser es todo y nada, sabido esto, el movimiento del ser desde un punto de vista sensible, es imposible.
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