Angélica Olmedo Vidaurrazaga
Todo comenzó en 1942 cuando, siendo presidente Ávila Camacho, estudiantes y obreros de las escuelas superiores, se organizaron, llevando a cabo manifestaciones para protestar por el poco interés del gobierno a la educación. Así comenzó una fracción de la historia negra de nuestro amado México.
El año sesentaiocho marcó otra gran parte de esta historia oculta, el mal gobierno quiso callar tal acontecimiento para no opacar “Los Juego de la paz”, Los Juegos Olímpicos. Y que la ventana de México, abierta al mundo y “lleno de paz”, ocultaba al mundo su lúgubre suceso. No podemos olvidar la sangre derramada en la Plaza de las tres culturas, donde fueron atrincherados personas inocentes. La intelectualidad fue derramada en cadalsos de la paz, y la libertad quedo muda ante tal aberración; una vez más queriendo tapar el sol con un dedo. Acorralando como animales a todos aquellos que se manifestaban en contra de la resolución de un recorte al presupuesto educacional, al campo, y por otro lado, el derroche de dinero para los Juegos Olímpicos. El secretario de gobierno Luis Echeverria, alzó la voz, y como cacería, ordeno el ataque; el presidente en turno, Díaz Ordaz lo solapó creyendo y dando la excusa de que sólo el escuadrón ‘Olimpia’ podía mantenerlos en control… ¿Cómo pudo pensar eso? Si tan sólo eran personas que se manifestaban en paz, en silencio y sin más armas que su voz; cuando el ejército entró hasta su casa de estudios e invadió la UNAM, la sociedad repudiaba esta acción.
El primero de octubre el ejército abandona la UNAM y se desplaza hasta Palacio Nacional, sale de ahí con sus ‘tanquecitos’ de guerra para atosigar al pueblo que ya comenzaba a ser una sociedad crítica y se adentraba en sus problemas sociales.
Los problemas aun están vigentes, las voces calladas del sesentaiocho aun gritan: ¡JUSTICIA! Y arrastran las imágenes a la memoria, y nos hace pensar que aun no somos libres de expresarnos, y tenemos miedo a enfrentar la penosa realidad que aun evadimos.
Sí, vivimos en un país que democráticamente esta abierto a la libre expresión... sin embargo pasa esto… represión e injusticia al intelecto… lejos de olvidar, cada año se recuerda, y sólo pocos saben el significado de esta fecha y le dan la solemnidad debida… y como dijo mi comandante Ernesto “Che” Guevara:
¡Hasta la victoria siempre!
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