Por: Alex García
Luego de este paso nacionalista y vacío que hemos vivido en el mes de Septiembre, me dispuse –debido a un sentimiento de estar a tono con las fechas– a leer un libro que hablara de la historia de nuestro país, pero no quería un libro del rincón de lecturas o de Texto Gratuito; así que busqué por media hora en la librería y encontré algo que me interesó.
Dicen que la historia la hacen siempre los ganadores, en la guerra y en el deporte, parece ser la regla lógica. Pero como en toda regla, siempre existen sus excepciones. Después de leer lo que esos parásitos –los diputados– le han costado a nuestro país, de saber de una balacera ocurrida en Salamanca, Gto. el viernes 25 de Septiembre, de ver en el canal dos las noticias y de hartarme de anuncios sobre descuentos de Soriana, he comprendido que nuestro país está carente de una verdadera libertad y nacionalismo.
No es descubrir el hilo negro o decir algo que no se dijo ya, sino que de pronto, para algunas cosas, necesitamos darnos cuenta de lo que está pasando; es como decirle a un daltónico: “¡mira está el semáforo en rojo!”. El daltónico sabe que está en rojo porque tú se lo dices, más no lo entiende, porque ¡vaya, es daltónico! Así que más o menos eso me pasó.
Las Grandes Traiciones de México, libro escrito por Francisco Martín Moreno, donde relata los magnos hechos que cambiaron la historia de nuestro país, desde el punto de vista de la Traición; a la cual le agregaría la Envidia. En ellos comprendí que la historia de México que me enseñaron la maestra Rosalinda, Leticia y la maestra Ema, son en realidad mentiras bien elaboradas y son cuentos para niños.
Esos mismos cuentos que se relatan en la película Europa, Europa. La película está basada en un hecho real. Nos habla sobre las peripecias que tuvo que pasar el joven Salomón Perel, para evitar el exterminio nazi. Cambiando constantemente de bando y al final sobreviviendo a la cruel guerra que dejó un poco más de seis millones de judíos fallecidos.
Sobre esto, el final del libro –un capítulo titulado: Yo, Mi Alteza– habla sobre un mexicano que según se dice, en su lecho de muerte aseguró: “Nunca, ningún mexicano, olvidará jamás mi nombre…” Hablamos de Antonio López de Santa Anna, o el “Quince Uñas”, por aquello de que perdió un pie en batalla.
Este hombre al igual que Salomón, se cambió de un bando a otro. Permitió la venta de territorios a los Estados Unidos, robó, engañó y aún así, le hacían llamar “Alteza Serenísima”. Ambos –Salomón y “Quince Uñas”–, mintieron por una razón: salvar la vida. La diferencia: Salomón no estaba al frente de una nación y no se enriqueció por cambiarse de bando.
De Santa Anna, no hay mucho que hablar, fue el único que recuerdo bien de mis clases de historia y por la fuente dada por Moreno, es de quien más sabemos los mexicanos sobre sus innombrables traiciones y pérdidas que ocasionó al país.
Martín Moreno, deja ver que no sólo para él sino para Enrique Serna: “Debería de cambiarse el águila por un buitre”. Nos deja en claro que tal vez no hay cambio de la época Colonial –bajo el mando español– a la Era Capitalista –bajo un claro dominio estadounidense–.
Las épocas cambian, pero el país parece el mismo. Tal vez sea cierto que México no tuvo jamás un verdadero administrador, un hombre capaz de enseñar a gobernar, sino que los hombres capaces eran todos españoles, quienes se llevaron consigo los conocimientos para aprovechar la riqueza nacional.
En lo personal, creo que ni leyendo El Laberinto de la Soledad, que Octavio Paz nos heredó, podremos entender el atraso en que estamos inmersos. Antes de la Colonia había muchos pleitos, en la Colonia existieron, en el México libre… Aún los hay.
Los constantes ataques entre partidos, las casi guerra de guerrillas que existen actualmente en varios estados del país, los narcos, la incapacidad del gobierno, la inseguridad… ¿Qué se está haciendo mal? ¿Qué podemos hacer para solucionarlo? El mexicano vive en el albur. Es su forma de ser. Y ahora con la modernidad, debemos agregar el bombardeo publicitario, la sesgada y relajada forma de la televisión abierta, la poca credibilidad de la gente con los medios informativos y el mundo juvenil invadido por la red cibernética… ¿Necesitamos otra revolución en 2010?
“Los mexicanos siempre hemos necesitado de un jefe, alguien que presida nuestras relaciones a todos niveles y con todas las personas”.
Francisco Martín Moreno
Las Grandes Traiciones de México
EXCELENTE LIBRO
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