Por: Héctor José Hernández Alfaro
Para localizar el punto donde toda idea se quiebra, bastaría con mirarnos al espejo. Somos especialistas en corromper lo incorruptible, de trasformar una idea perfecta en una república democrática, luego desarmarla y volverla armar, después retomar la idea y corromperla más. Así fuimos, somos y seremos, esta dentro de nuestra naturaleza como seres humanos.
Basta, no acepto ese tipo de naturaleza, es la hora de tomar lo que nos pertenece por derecho, lo único realmente nuestro, escondido entre tanta capa de materialismo, populismo, publicidad y un enorme bloque de ideas políticas que se han encargado de vendernos durante todo este tiempo, si bajo esa masa amorfa se encuentra un ser consiente, el cual no necesita de leyes para juzgar, igual que toda religión, salen sobrando, ya que este ser consiente no actuara nunca en contra de las personas a su rededor.
Despreciemos, todo régimen, ignoremos aquello que nos sumerge en un mundo de odio y avaricia, partamos de la idea de crear un mundo nuevo, en el cual todos tomaremos solo lo que nos corresponde. Porque basar nuestra vida en modelos destructivos, los cuales se auto consumen en un choque de intereses, solapados por una elaborada maraña de justificaciones. Si no destruimos todo esto no podremos cambiar nada y todo seguirá en camino directo y sin escalas al colapso de la sociedad. Pero nos quedaremos diciendo: “Que pase el desgraciado, queremos su velda, porque esto son cosas de la vida”.
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