sábado, 11 de septiembre de 2010

Carta del editor

Hola a todos mis amigos lectores, mi nombre es Joel Eduardo Rico Vallejo, editor de la Revista Calmecac; tengo veintiséis años viviendo muchas cosas que no concuerdan con los doscientos años de independencia que se están celebrando, es por eso que hoy me dirijo a ustedes como un ciudadano, igual que ustedes, que no está de acuerdo con lo que pasa en nuestro país.

Esta vez, mi postura va más allá de unas cuantas líneas metafóricas, va más allá de los cuentos aquí publicados, de los ensayos y artículos de opinión; va más allá del romanticismo que rodea a esta revista. Esta vez, me voy a permitir hacerles saber a ustedes mi sentir en el tema de los festejos del bicentenario de la independencia de México y el centenario de la revolución mexicana.

Estoy en contra de todo festejo, de toda alegría en este día; estoy en contra de cada trago de alcohol, de cada comida típica para celebrar. ¿Celebrar qué?, celebrar que trabajamos con dedicación y esfuerzo, para que cuando llegues a tu casa te lleves la sorpresa de que se robaron tus pertenencias, de que tu vehículo desapareció o que nomas’ porque a un pendejo se le ocurrió asaltarte poniendo como pretexto el que no encuentra trabajo.

¿Celebrar qué? Que nuestro heroico cuerpo policial es una masa de corrupción y una masa de grasa que de poco ayuda; que nuestro ejército militar está manipulado por mentes maquiavélicas. Yo estoy harto. Estoy harto de la supuesta democracia de este país, del abuso de poder, del mal gobierno, de títeres políticos; estoy harto de los secuestros y su vinculación con nuestros servidores públicos; estoy harto de la guerra del narcotráfico, de que los políticos estén dentro de esto y después finja proteger al pueblo; estoy harto del acaparamiento de capital, de que los de arriba no permitan crecer a los de abajo.

Estoy harto del sistema educativo en México, del sistema político; estoy harto de discursos, de mentiras, de engaños; estoy harto de que los medios de comunicación sean parte integral de nuestra enseñanza.

Estoy harto de tantas matanzas sin sentido, de la represión y la manipulación de información, de la destrucción de las comunidades indígenas; estoy harto de la incongruencia de tener a varias de las personas más ricas del mundo en un país donde la mitad de la población vive en la pobreza.

Pero también estoy harto de que nosotros tengamos la culpa; estoy harto de la gente inconsciente, de la gente que no lucha por su educación o por su aprendizaje; estoy harto de la gente que se conforma con lo que le da el gobierno, con lo que le dicen los medios, tragándose toda esa mierda procesada.

Estoy harto de la gente floja, que no cumple con sus acuerdos, de la gente impuntual, de la gente carente de sentido común, de razonamiento, que sólo vive en su ignorancia esperando a tener una vida fácil; estoy harto del racismo social, de que se dejen manipular por la iglesia católica.

Pero ¿qué hago yo?, en vez de sólo quejarme. Aprendamos a ser responsables, a pensar por nosotros mismos, a realizar actividades productivas, a dejar de leer cosas banales, a dejar de ver programas de televisión triviales y sin sentido. Luchemos por una revolución intelectual, por un México mejor, a vivir en el México que todos conocemos y no lo que el gobierno quiere que veamos.

Que nuestra iniciativa salga de nuestro corazón por medio de la razón y no por la basura de unos cuantos poderosos.

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