La palabra va más allá de su pronunciación y su significado. La palabra crea religiones y fe, pero las puede destruir con tan sólo hacerse presente; la palabra se asemeja a una promesa y en cuestión de segundos la puede romper.
La palabra no nos pertenece, pero también la podemos ceder cada vez que no tenemos nada más que decir, aunque cuando no debemos hablar, la palabra se hace presente sin habérnoslo permitido. La palabra mueve masas e hipnotiza sociedades, confunde a la gente y hasta crea revoluciones.
La palabra hace a los poemas, hace a las canciones, hace a los discursos, hace a los pretextos, hace a las mentiras, hace el amor y hace la guerra. La palabra crea conflictos, pero también los resuelve; la palabra divide países, aunque bien utilizada crea pinches novelas y gana premios nobel.
Pero la palabra es cambiante, pierde su calidad cuando se utiliza con maldad, cuando se utiliza sin coherencia, cuando se utiliza sin sapiencia, cuando se utiliza sólo por utilizarse. Los grandes escritores se codean con ella, la mantienen a su lado, la hacen una obra de arte y la devuelven al aire cuando mueren; gracias a todos los personajes literarios que nos enseñan cómo debe usarse la palabra.
La palabra no nos pertenece, pero también la podemos ceder cada vez que no tenemos nada más que decir, aunque cuando no debemos hablar, la palabra se hace presente sin habérnoslo permitido. La palabra mueve masas e hipnotiza sociedades, confunde a la gente y hasta crea revoluciones.
La palabra hace a los poemas, hace a las canciones, hace a los discursos, hace a los pretextos, hace a las mentiras, hace el amor y hace la guerra. La palabra crea conflictos, pero también los resuelve; la palabra divide países, aunque bien utilizada crea pinches novelas y gana premios nobel.
Pero la palabra es cambiante, pierde su calidad cuando se utiliza con maldad, cuando se utiliza sin coherencia, cuando se utiliza sin sapiencia, cuando se utiliza sólo por utilizarse. Los grandes escritores se codean con ella, la mantienen a su lado, la hacen una obra de arte y la devuelven al aire cuando mueren; gracias a todos los personajes literarios que nos enseñan cómo debe usarse la palabra.
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