Por Jesús Brilanti T.
Eduardo Muñoz Bachs nació en Valencia España un 4 de diciembre de 1937, pero a una edad muy temprana optó por irse a vivir a la isla de Cuba, la cual adoptó como su país.
Bachs posee una característica de suma importancia y relevancia pues desarrolló muchos carteles y la mayor parte de ellos enfocados al ámbito cinematográfico, Bachs merecía el Record Guinness pues diseñó casi dos mil carteles para la cinematografía cubana. Diseñó el cartel para la primera película de la Revolución Cubana en 1961 llamada “Historias de la Revolución” dirigida por Tomás Gutiérrez Alea; pero quizás esa no sea la cualidad más sobresaliente del Maestro Bachs, sino que todos y cada uno de esos carteles fueron desarrollados a mano, con un estilo muy propio del autor, utilizando técnicas tan poco usuales par el diseñador gráfico de hoy día como lo es el óleo. Los carteles de Bachs hacen uso de otra herramienta poco usada en la actualidad: La creatividad.
El mismo Eduardo Muñoz explicó que optó por irse a través del sendero del cartel cinematográfico pues sólo tenía dos opciones: el ámbito político, el cual hizo a un lado debido a que en este terreno todo era impuesto, en otras palabras las cosas debían de hacerse como lo indicaba y señalaba el sistema, por el contrario el área del cine no exigía mas que la entrega de lo sentimientos y emociones para promover alguna película. Así, teniendo Bachs la total libertad de expresión, el artista pedía ver la cinta antes de que se exhibiera a un público, el Maestro detenidamente observaba el filme, guardaba imágenes en su mente, llegaba a casa, tomaba lápiz y papel para comenzar a realizar bocetos, y de ahí, nacía el cartel que promocionaría la obra; el resultado final, una labor recargada totalmente de arte.
El autor explicó la inmensa diferencia entre un diseñador del “mundo exterior” al diseño que se lleva a la practica en Cuba. Tal vez sea el caso de que este país caribeño no cuenta con la tecnología necesaria para desarrollar y concebir el diseño gráfico al que estamos tan acostumbrados los que vivimos en un país capitalista. El mismo Bachs afirmó estar orgulloso de no saber ni siquiera prender una computadora, pues según él, ésta máquina lo único que provoca es restarle el factor humano al trabajo final.
Eduardo Muñoz comentó que no es nada fácil producir diseño en Cuba, y menos para una persona de edad avanzada como él, así, relataba la dificultad que tenía para salir a las calles de la Habana, esperar horas el transporte que le llevaba al lugar donde adquiría sus materiales y herramientas para producir el arte que elaboraba después el mismo calvario se representaba al regresar a casa; cansado, fatigado, la tormenta aumentaba al subir las escaleras del edificio donde vivía, hasta llegar al último piso, a su apartamento, donde al llegar se percataba que era demasiado tarde, la luz del sol se ha marchado y no tenía luz eléctrica, a veces tenía que trabajar a la luz de una vela, otras tantas, cuando el cansancio era mucho, dormía un poco, para levantarse muy temprano y trabajar con la luz del día, sin parar pues había que aprovechar la luz del astro padre para producir.
De tal modo nos damos cuenta de que no es lo mismo para nosotros en éste país, donde sólo basta encender un botón, para comenzar a laborar tomando un “mouse” y ver a través de una pantalla lo que se está realizando, un par de horas más y el cartel se ha terminado, teniendo suficiente tiempo para tirarlo al basurero frente al televisor el resto de la tarde.
Aquí la respuesta para quienes nos hemos preguntado si un Diseñador Gráfico es un artista o no; la resolución es clara y más que obvia, o pudiese centrarse en: todo depende del cristal por donde se mira, o mejor dicho, de las herramientas y el sentimiento que se inyecte.
Creo que la clave está en la persona, por lo tanto hay diseñadores gráficos que son artistas en toda la extensión de la palabra y hay otros que no tienen absolutamente nada de ello. No hay medias tazas, así de simple y fácil.
Bachs abandonó su país del “primer mundo”, para refugiarse en uno del “tercero”, y así poder sentir y vivir la lucha en el enfrentamiento de lo material y lo inmaterial, lo trascendental y lo perecedero, el arte y la tecnología, la necesidad de alimentar el alma e hinchar el bolsillo.
Eduardo Muñoz Bachs tomó su influencia de los artistas Marc Chagall y Amadeo Modigliani propiamente dicho por él, pero a su vez se puede admirar plenamente su estilo y su ideología, diseñaba libremente, nadie le decía a Bachs: pinta aquí o pinta allá; simplemente diseñaba de acuerdo a lo que el espíritu le indicaba.
El Maestro evocaba, de manera global, con su excelente trabajo a Henri de Toulouse-Lautrec diseñando aquellas piezas de arte para el Moulin Rouge. De manera local, con el debido respeto que merecen ambos Maestros, evocaba en Irapuato a nuestro preciado pintor Raúl Zárate, pues no podemos olvidar los inigualables carteles de Festival de Jazz donde se exhibían sus bellas obras, tiempo después a alguien se le ocurrió convertir a dichos carteles plagados de arte para tal festival en ejemplo total de “diseño moderno y nice”. Ejemplificando de lo que hablo aquí sobre Diseño-Arte y simplemente diseño gráfico común y corriente plagado de vaciedad.
Que importante es y será, que en Cuba se le otorgara la pauta a este creador, y que triste y lamentable es, y será, que en Irapuato se optará por hacer a un lado los carteles del Maestro Zárate por un capricho absurdo y estúpido.
El diseñador gráfico que es artista lucha por ello hasta el final, y el que no lo es, simplemente es eso, un diseñador, la prueba fehaciente esta representa en nuestros días en Muñoz Bachs y para muestra lo siguiente:
Premio Festival de Cannes 1973, 1974 y 1981. Premio Mérito Internacional de Carteles de Cine, Ottawa, Canadá 1972; Gran Premio Festival de París 1975; premios en el Concurso Internacional de Carteles, Hollywood 1978 y 1983; Premio Festival del Nuevo Cine Latinoamericano 1985; premio Concurso Internacional de Ilustraciones Infantiles, Noma, Japón 1986. Primer "Premio Coral" 10mo. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (1988).
Además ilustró 30 libros de literatura infantil y expuso su obra en República Checa, Italia, Polonia, Australia, Colombia, Finlandia, Bulgaria, Francia, entre otros.
Eduardo Muñoz Bachs murió en La Habana, Cuba el 23 de julio del 2001.
jueves, 18 de junio de 2009
Eduardo Muñoz Bachs, cuando el Diseño Gráfico se transfigura en Arte
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