Por: Francisco Jesahe Sarabia Morales
Abigail:Me has lastimado como nunca antes, siempre había imaginado esa posibilidad pero pensaba que no serías capaz de hacerlo y así mismo suponía que no aguantaría semejante golpe mortal para mí, que me desvanecería por completo en depresión, en locura por ti.¡Qué equivocado estaba!Ahora me doy cuenta que eres capaz de eso y más, al igual que sé, que yo, puedo soportar tal golpe y todavía tener un poco de lucidez emocional, al menos para escribir.Cuando te conocí, me hipnotizaste, al ver tus ojos por primera vez, me perdí en ellos, eran tan negros como la noche, hacían pensar en un vacío enorme, vacío igual que mi corazón. Un destello de esperanza brilló en él, una pequeña flor en el invierno, un fulgor de la añorada felicidad que tanto me había abandonado.Pensé que eras la señal que había esperado desde hace mucho, que serías mi oportunidad, que estaríamos juntos tu y yo, y creo que por un momento tu imaginaste lo mismo. Sin embargo el destino había sido ya trazado y nuestros caminos se veían cruelmente separados.Tu proximidad hacia mi, todos aquellos momentos juntos me hacían creer que me querías. Más aún aquella tarde bajo aquel durazno, en que corte una pequeña flor rosa y la coloqué sobre tu oreja, me miraste a los ojos y pusiste tus manos en mis hombros, entonces te miré, directamente a tus ojos, había magia en ellos, te alzaste un poco y pusiste tus labios en mi mejilla, sentí una chispa recorrerme, como si con tus labios hubieras descargado electricidad en mi cuerpo. Te despegaste de mí, sonrojada, tímida, silenciosa. No me daría por vencido tan fácilmente. Puse mi mano en tu mentón, alcé tu rostro y acerqué mi cara a la tuya. Te quedaste completamente quieta, mientras mis labios chocaban con los tuyos, sentí tu aliento fresco sobre mi rostro. Me sentí en un completo sueño, mis pies se elevaron del suelo, flotaba por los cielos; las nubes nos rodeaban y las flores del durazno caían a nuestro alrededor.Esa noche no pude dormir, porque tu hermosa sonrisa inundaba mi mente y la sensación de tu boca todavía rondaba mis labios. Pensaba en lo que ocurriría al día siguiente, tal vez empezaríamos a salir, ser novios quizá. Así, fui quedándome dormido, contigo en mi pensamiento…Soñé que caminaba por un pasillo apenas iluminado, alrededor se oían ruidos de aves, sentí miedo; en ese momento se abrió una puerta a mi derecha y la luz inundó aquel lugar, lo que provocó el aleteo de unos cuervos que estaban acurrucados en las orillas y que rápidamente volaron hacia el exterior. Salí del pasillo y me encontré con un bosque: el cielo estaba completamente despejado, azul; había grandes árboles alrededor y en un claro, cientos de azaleas y lilas moradas que despedían un dulce aroma. Los cuervos se habían perdido de vista o eso creía, hasta que vi uno posado sobre la rama de un árbol. Caminé hacia las flores y vislumbre a lo lejos la figura de un gato, se iba acercando rápidamente, maullando fuertemente saltó hacia mí, di un paso hacia atrás pero el gato me alcanzó, extrañamente el peso del animal me derribó, tenía una fuerza sobrenatural y sentí sus uñas rasgando mi piel, mi cara… No sé porque soñé eso y más aún no me explicó el porqué lo recuerdo. La tarde contigo me provocó sueños extraños.Me dirigí hacia tu casa, completamente alegre, pensando en el beso del día anterior, atravesaba el parque central cuando te vi, estabas con Benjamín, mi mejor amigo. La escena me dejó helado, fue como si un gran bloque de metal me pegara de frente, él te abrazaba por la cintura y tú, besabas sus labios. El tiempo se detuvo para mí, en ese beso. Volteaste hacia donde estaba yo y te paralizaste. De tu mano se resbaló un ramo de margaritas y tu cara lo dijo todo.Corrí rápidamente hasta mi casa, entré en mi cuarto, lloré amargamente en mi cama, lleno de rabia, desilusión, frustración. La misma imagen giraba dentro de mi mente, no se desvanecía, estaba permanentemente grabada a mí.¿Cómo pudiste preferirlo a él? Yo soy mucho mejor que él, mejor persona. Tú y yo somos el uno para el otro, como el Sol al verano. Pero ahora, ya no existes tú, sólo yo, me has dejado en un interminable invierno, que congela mi corazón. Y realmente es verdad, porque no sólo te he perdido a ti, sino que también perdí a mi mejor amigo. Ambos son culpables de mi renovada miseria.¿Ya se habrían visto antes? ¿O te conquistó sólo con un ramo de margaritas? No sé que pensar, tal vez podría pedirte una explicación, tal vez ese beso sólo fue por la emoción del momento. Margaritas… Me quieres… No me quieres… Me quieres… No me quieres… Te amo, es la realidad… ¿Me amas? Tal vez sólo es una fantasía…De cualquier forma nunca lo supe y nunca lo sabré, llevo encerrado casi una semana en mi habitación, dentro de un torbellino oscuro que no me deja salir, sino que me devora sin que pueda hacer algo. No me permite hablar, ni oír, ni respirar, ni vivir. Aunque ya no quiero vivir sin ti. Por eso te escribo estas líneas, para que sepas que morí por tu causa, por tu amor. No te reprocho nada, sólo espero que seas feliz.Te estoy agradecido por el momento de júbilo que me hiciste pasar, bajo aquel durazno. Te amo y te amaré por toda la eternidad.ErasmoP.D. El durazno está marchito, pero las margaritas aún florecen.
vayaaa aun no lo leo pero quise ser la primera en comentar
ResponderEliminarXD
q paradoja.. en fin tratare de jusgarlo como se debe pero no a la 1am!!!
jaja
tk!!!
y suerte!
La ultima frase es majestuosa.
ResponderEliminarMe encanto, felicidades Jesahe!!
Me encantó...! Que importa que leo esto casi dos años despues de su publicacion jiji.
ResponderEliminarFelicidades Jesa =D
-Angie-