Trabajo sin receso
Por: Luis Fernándo Martínez Padrón
Secretos abstractos encasillados en un cuarto de siglo voluntarioso con la muerte, desenvolviendo deseos reprimidos tras el etílico brebaje de la bestialidad; enhorabuena la costumbre de caras vacías, sonrojo el estado de putrefacción del dilatador izquierdo.Fortuna indiscreta antecediendo la voluntad propia que inculpa una brutalidad añeja y desenmascara las plusvalías en renta de un aparador que enerva la cofradía musical de ingenuos imbéciles.Noticias de última hora en la madrugada tétrica de un gato negro deambúlate con extractos grises de una hierba desconocida en las posteridades de la gran pirámide del sol; ¿A quién sacrificar? Para darle ojos a la naturaleza blanquecina, inspirando el desarme nuclear del hormiguero.Ojos, cara, cuerpo, tormento de “síndrome 5q” para el cual la médula ósea no acostumbra sanar; enrejado en los abismales comentarios de tiempo-espacio y desencadenando la voluntaria participación del hipotálamo que fermenta de manera desleal al cerebro.Muerte lenta y se cuenta en forma correcta, el cero es la relatividad absoluta y desenfrena con la naturalidad de un ábaco a punto de explotar, muere grande, vacila en la contextura de un cabello castaño que el grosor de los contextos enumeran la masa al cuadrado.Vete, vete en la noche bucólica del zopilote, los pasos nos vuelven la vista, dilatando el diazepan del desayuno e involucrando juegos estacionarios que borran los pensamientos de una escritura inigualable.Dos en una semana, la carestía evoluciona de manera cordial en las necesidades encontradas en los lentes de sol que dejan maravillados en los días nublados; ¿para qué entonces volver a esas ingrávidas anécdotas de dos?, siendo el esplendor el uno; no lo menciones, recuperaremos la cavidad esencial del templo mayor, aunque tengamos que derrumbar la catedral.Mejor, empezamos a hablar natural, necesitamos la disparidad de encontrar en nuestra habitación la vacilante estructura sombría, pero que sin razón la nuestra de opacarnos a la mirada, ¿Cuál? La que no entiende de formas diversas la concavidad del cuadrado y evoluciona con las tarugadas que nos vende la pantalla plana.Milimétrico sentimiento, me cansé de buscarte en ovulaciones progresistas que invaden la nacionalidad del extraditado; no me preocupa la desazón del tímpano muerto, pero debemos evocarnos a fetuas provinciales, entonando la bochornosa capacidad para hablar sin antes pensar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario