Recuperación de Cartera (extrcto del diario de Manuel Solórzano y Quintana, "Mayo 1784 - Diciembre 1859")
Por: Luis Fernando Martínez Padrón
13 de julio de 1859. Ha sido un día normal; me he levantado al alba, no es que quiera, sino por los horripilantes estruendos de campanas que llaman a la misa de gallo. ¿Y todo para qué? ¿Acaso nos salvaremos por ir a depositar el diezmo?
Aunque en estos últimos tiempos la situación del país ha cambiado dramáticamente, cuando estaba la dominación española nos sosegaban al tributo al virrey, y luego para el rey, sin olvidar a los siervos del de arriba. Entonces cuando se inicio la guerra del 10, con un cura a la cabeza, y que culmino con Iturbide y Guerrero en un abrazo fraternal, allá por el 21; las cosas cambiaron, se fue el rey y el virrey, pero nos siguieron dejando al cura.
¿Cuándo se acabara la opresión? Liberalismo, conservadurismo y seguimos enfrascados en hipotéticas repúblicas, que engañan a las clases bajas.
Salgo de prisa, tengo que alcanzar lugar en las primeras filas; sino la gente comienza a sospechar de la herejía de uno, tengo el dinero también, diez porciento de lo que corresponde este mes.
La primera lectura es acerca de la buena voluntad del gobierno de Santa Anna; si Antonio “el quince uñas” y el desastre que propondría seguir manteniendo a Benito en los estratos en los que se encuentra. La bendición con la “paz os dejo” me aburren, pero por mi posición tengo que venir y dejarme llevar por este protocolo desdeñoso.
Casi pareciera que en este lupanar se lleva todo el día y no acaba; al salir su “excelencia” en majestuosos carruajes y bendecir a diestra y siniestra, se observa la presencia misma del creador, consiguiendo la atención de todos los habitantes, hasta del señor presidente que le marca reverencia.
¡Y qué casa tiene monseñor! La hacienda en la que vive tan grande y hermoseada; que ningún impuro puede costearla, sólo el representante de dios en la iglesia.
14 de julio de 1859. La alegría de un nuevo día y empezamos el peregrinar de caras somnolientas con el encuentro con dios; la bendición nos sirve para espantar el estupor de alienados sociales, encontramos al párroco profiriendo lastimosas palabras en contra del ateísmo radical de Don Benu… peor aun se le gangrena la sangre al referirse a un indio que llegó a ser presidente, con la suerte de aquellos que lucharon en aras de un sueño libertador. Prosigue vaticinando el fin del mundo y de los valores fundamentales a los cuales estamos prisioneros y que desencadenarían un libertinaje en toda esta sociedad “tan hermosa”.
Al salir del show primitivo fastuoso, me percato que en nuestra ciudad se observa un movimiento taciturno, amargo, casi imperceptible para los personajes presurosos por su trabajo esclavizador; y sus apresurados pasos para ir a donde el patrón para atenderle con la más cordial de las sonrisas. Este letargo me hace sospechar, las palabras del padrecito en la mañana, ¿Por qué hoy precisamente esa exaltación y rencor contra el presidente Juárez; en qué momento se conjugó tanto odio hacia un ser humano, de parte de los mensajeros de la paz?
¡Ah qué día tan pesado! Y la maquinaria gris celeste sigue rodando con esos caballos que no cesan de pasar… Pero ¿Qué hacen los federales por aquí? Y a estas horas… Sus formaciones sigilosas acechan pero ¿A quién? Mejor callo y mañana me dispondré a ver las noticias que llegan de la capital; ya tiene que llegar el diario como cada dos semanas… Debo callar y veremos que se traen los soldados.
15 de julio de 1859. Con mi caminata matutina me despabilo por alcanzar los cuarenta y cinco minutos perdidos por día, quisiera encontrarme con alguna cabalgata que nos rapte y vayamos a conjugar melodiosos atracos en las costas de alguna tierra lejana de África. Al acercarme al pórtico de la iglesia veo con asombro a los federales parapetados alrededor de la iglesia principal del pueblo; y el capitán de división se observa enfadado de todas las gentes que gritan insultos… Mientras por otro lado al monseñor lo trae el general de esta división, que es un poco regordete y de piel mestiza a comparación de los ojos azules y piel blanca del fraile mayor. La gente grita despavorida e insultan a los federales, por la forma en que tratan al enviado de dios; con un disparo al aire la multitud calla, mientras el sacerdote pide explicación de este ultraje.
Un oficial se acerca hacia él y mirándolo fijamente le arrebata el reloj de bolsillo, bañado en oro que le regalo el presidente municipal, que aunque está allí en la puerta de la iglesia no ha movido un sólo dedo para ayudar a su antiguo amigo, en el momento el cura intenta recuperar lo perdido; sin embargo, es demasiado difícil con sesenta años, arrebatarle algo a un joven de veinte años. Los soldados rodean la iglesia y el general da una instrucción con la cabeza y un soldado comienza a vociferar las palabras que trae escritas en una hoja.
Menciona que el día 13 de julio del año en curso (1859) el C. Presidente Benito Juárez García ha decretado leyes nuevas, en las cuales se encuentra la ocupación de bienes eclesiásticos y que estos pasaran a ser bienes gubernamentales… El asombro es general, el religioso pide una explicación ante tal panorama; pero los federales hacen caso omiso y lo amagan para quitarle las cosas de valor que trae encima. Mientras le recuerdan que jesús no portaba alhajas y eso que era dios… El humor cambió de bando, la hacienda del padre también, la allanaron y ahí descansan los soldados, esto es el preámbulo de una mejor legislación en el país, comenzar a retirar los lujos eclesiásticos y que no tengan tanto poder económico, lo malo que no me enteré anteayer, di mi diezmo y no lo puedo recuperar, pero ahora con esta nueva ley y la próxima separación entre iglesia y gobierno; no hay que preocuparnos por el qué dirán y tantas otras cosas en las cuales la iglesia nos tenia maniatados; ahora hemos dado un paso importante para la construcción de un país mejor, sin temerle al obscurantismo religioso de caer en el infierno, si no damos para diosito… Nuestro presidente nos ha quitado la venda de los ojos, para considerar nuestras opiniones respecto de la religión y así poder tener una vida digna sin la intervención divina.
Aunque sólo este día se ha visto la luz de un nuevo sendero en el país, así los que en el futuro nazcan en este suelo, sabrán exigir y no sangrarse las rodillas por ver a la inmaculada y darle nuestros ahorros… Ya empezó el cambio, sólo espero que a nadie se le olviden estas leyes, porque son la base del pensamiento analítico, critico y veraz; que un país libre debe tener, aunque, ¿Cuánto durarán estas leyes sin la intervención del conservadurismo? Todo depende de ti, para que en un futuro México disfrute de libertad y no esté atado a una religión que vive a costa del diezmo de los pobres y ricos, ignorantes que creen en el cielo.
Por: Luis Fernando Martínez Padrón
13 de julio de 1859. Ha sido un día normal; me he levantado al alba, no es que quiera, sino por los horripilantes estruendos de campanas que llaman a la misa de gallo. ¿Y todo para qué? ¿Acaso nos salvaremos por ir a depositar el diezmo?
Aunque en estos últimos tiempos la situación del país ha cambiado dramáticamente, cuando estaba la dominación española nos sosegaban al tributo al virrey, y luego para el rey, sin olvidar a los siervos del de arriba. Entonces cuando se inicio la guerra del 10, con un cura a la cabeza, y que culmino con Iturbide y Guerrero en un abrazo fraternal, allá por el 21; las cosas cambiaron, se fue el rey y el virrey, pero nos siguieron dejando al cura.
¿Cuándo se acabara la opresión? Liberalismo, conservadurismo y seguimos enfrascados en hipotéticas repúblicas, que engañan a las clases bajas.
Salgo de prisa, tengo que alcanzar lugar en las primeras filas; sino la gente comienza a sospechar de la herejía de uno, tengo el dinero también, diez porciento de lo que corresponde este mes.
La primera lectura es acerca de la buena voluntad del gobierno de Santa Anna; si Antonio “el quince uñas” y el desastre que propondría seguir manteniendo a Benito en los estratos en los que se encuentra. La bendición con la “paz os dejo” me aburren, pero por mi posición tengo que venir y dejarme llevar por este protocolo desdeñoso.
Casi pareciera que en este lupanar se lleva todo el día y no acaba; al salir su “excelencia” en majestuosos carruajes y bendecir a diestra y siniestra, se observa la presencia misma del creador, consiguiendo la atención de todos los habitantes, hasta del señor presidente que le marca reverencia.
¡Y qué casa tiene monseñor! La hacienda en la que vive tan grande y hermoseada; que ningún impuro puede costearla, sólo el representante de dios en la iglesia.
14 de julio de 1859. La alegría de un nuevo día y empezamos el peregrinar de caras somnolientas con el encuentro con dios; la bendición nos sirve para espantar el estupor de alienados sociales, encontramos al párroco profiriendo lastimosas palabras en contra del ateísmo radical de Don Benu… peor aun se le gangrena la sangre al referirse a un indio que llegó a ser presidente, con la suerte de aquellos que lucharon en aras de un sueño libertador. Prosigue vaticinando el fin del mundo y de los valores fundamentales a los cuales estamos prisioneros y que desencadenarían un libertinaje en toda esta sociedad “tan hermosa”.
Al salir del show primitivo fastuoso, me percato que en nuestra ciudad se observa un movimiento taciturno, amargo, casi imperceptible para los personajes presurosos por su trabajo esclavizador; y sus apresurados pasos para ir a donde el patrón para atenderle con la más cordial de las sonrisas. Este letargo me hace sospechar, las palabras del padrecito en la mañana, ¿Por qué hoy precisamente esa exaltación y rencor contra el presidente Juárez; en qué momento se conjugó tanto odio hacia un ser humano, de parte de los mensajeros de la paz?
¡Ah qué día tan pesado! Y la maquinaria gris celeste sigue rodando con esos caballos que no cesan de pasar… Pero ¿Qué hacen los federales por aquí? Y a estas horas… Sus formaciones sigilosas acechan pero ¿A quién? Mejor callo y mañana me dispondré a ver las noticias que llegan de la capital; ya tiene que llegar el diario como cada dos semanas… Debo callar y veremos que se traen los soldados.
15 de julio de 1859. Con mi caminata matutina me despabilo por alcanzar los cuarenta y cinco minutos perdidos por día, quisiera encontrarme con alguna cabalgata que nos rapte y vayamos a conjugar melodiosos atracos en las costas de alguna tierra lejana de África. Al acercarme al pórtico de la iglesia veo con asombro a los federales parapetados alrededor de la iglesia principal del pueblo; y el capitán de división se observa enfadado de todas las gentes que gritan insultos… Mientras por otro lado al monseñor lo trae el general de esta división, que es un poco regordete y de piel mestiza a comparación de los ojos azules y piel blanca del fraile mayor. La gente grita despavorida e insultan a los federales, por la forma en que tratan al enviado de dios; con un disparo al aire la multitud calla, mientras el sacerdote pide explicación de este ultraje.
Un oficial se acerca hacia él y mirándolo fijamente le arrebata el reloj de bolsillo, bañado en oro que le regalo el presidente municipal, que aunque está allí en la puerta de la iglesia no ha movido un sólo dedo para ayudar a su antiguo amigo, en el momento el cura intenta recuperar lo perdido; sin embargo, es demasiado difícil con sesenta años, arrebatarle algo a un joven de veinte años. Los soldados rodean la iglesia y el general da una instrucción con la cabeza y un soldado comienza a vociferar las palabras que trae escritas en una hoja.
Menciona que el día 13 de julio del año en curso (1859) el C. Presidente Benito Juárez García ha decretado leyes nuevas, en las cuales se encuentra la ocupación de bienes eclesiásticos y que estos pasaran a ser bienes gubernamentales… El asombro es general, el religioso pide una explicación ante tal panorama; pero los federales hacen caso omiso y lo amagan para quitarle las cosas de valor que trae encima. Mientras le recuerdan que jesús no portaba alhajas y eso que era dios… El humor cambió de bando, la hacienda del padre también, la allanaron y ahí descansan los soldados, esto es el preámbulo de una mejor legislación en el país, comenzar a retirar los lujos eclesiásticos y que no tengan tanto poder económico, lo malo que no me enteré anteayer, di mi diezmo y no lo puedo recuperar, pero ahora con esta nueva ley y la próxima separación entre iglesia y gobierno; no hay que preocuparnos por el qué dirán y tantas otras cosas en las cuales la iglesia nos tenia maniatados; ahora hemos dado un paso importante para la construcción de un país mejor, sin temerle al obscurantismo religioso de caer en el infierno, si no damos para diosito… Nuestro presidente nos ha quitado la venda de los ojos, para considerar nuestras opiniones respecto de la religión y así poder tener una vida digna sin la intervención divina.
Aunque sólo este día se ha visto la luz de un nuevo sendero en el país, así los que en el futuro nazcan en este suelo, sabrán exigir y no sangrarse las rodillas por ver a la inmaculada y darle nuestros ahorros… Ya empezó el cambio, sólo espero que a nadie se le olviden estas leyes, porque son la base del pensamiento analítico, critico y veraz; que un país libre debe tener, aunque, ¿Cuánto durarán estas leyes sin la intervención del conservadurismo? Todo depende de ti, para que en un futuro México disfrute de libertad y no esté atado a una religión que vive a costa del diezmo de los pobres y ricos, ignorantes que creen en el cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario