El amor está ausente durante todo el año, pero en este mes se hace presente y se percibe como una taza caliente con cafeína, como el humo de la nicotina, tal vez en forma de mercadotecnia mezquina; ¿Amor para qué?, si lo que busco está esperando al mejor postor en aquella esquina.
¿Qué hago? Si para regalos no me alcanza, ¿acaso en mí no tengo confianza? O ¿Cómo es que llegué a esta danza de alabanza? No perdí la esperanza.
Flores y regalos; olores y corazones llenos de emociones; serenatas, mariachis y nada de cepoaxochitl; nada de raíz, como el el hachiz, el quetzal, el colibrí y el maíz.
De rojo se pintan las calles de mi ciudad, de plásticos contaminantes, es la verdad ¿Qué le pasa a la gente?, todo lo que gasta sin ser consiente, que no sabe hacer regalos creados por su mente. Su imaginación no sabe volar, sólo compra lo que más le va costar, pues mientras más caro sea su regalo, más amor estará esperando.
Yo tampoco tengo dinero, mucho menos sé pintar; tampoco un corazón sé delinear, mucho menos dibujar. Pero un par de líneas en esta editorial, amigo lector, eso si te lo puedo regalar.
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